Página 316 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
a la presencia de Dios deben apartarse de toda impureza.
Las vestiduras del sumo sacerdote eran de una tela muy cos-
tosa de bellísima hechura, como convenía a su elevada jerarquía.
Además del traje de lino del sacerdote común, llevaba una túnica
azul, también tejida de una sola pieza. El borde del manto estaba
adornado con campanas de oro y granadas de color azul, púrpura
y escarlata. Sobre esto llevaba el efod, vestidura más corta, de oro,
azul, púrpura, escarlata y blanco, rodeada por una faja de los mismos
colores, hermosamente elaborada. El efod no tenía mangas, y en sus
hombreras bordadas con oro, tenía engarzadas dos piedras de ónice,
que llevaban los nombres de las doce tribus de Israel.
Sobre el efod estaba el pectoral, la más sagrada de las vestiduras
sacerdotales. Era de la misma tela que el efod. De forma cuadrada,
medía un palmo, y colgaba de los hombros mediante un cordón
azul rendido en argollas de oro. El ribete estaba formado por una
variedad de piedras preciosas, las mismas que forman los doce fun-
damentos de la ciudad de Dios. Dentro del ribete había doce piedras
engarzadas en oro, arregladas en hileras de a cuatro, que, como las
de los hombros, tenían grabados los nombres de las tribus. Las ins-
trucciones del Señor fueron: “Así llevará Aarón los nombres de los
hijos de Israel en el pectoral del juicio sobre su corazón, cuando
entre en el santuario, como memorial perpetuo delante de Jehová”.
Éxodo 28:29
. Así también Cristo, el gran Sumo Sacerdote, al ofrecer
su sangre ante el Padre en favor de los pecadores, lleva sobre el
corazón el nombre de toda alma arrepentida y creyente. El salmista
dice: “Aunque yo esté afligido y necesitado, Jehová pensará de mí”.
Salmos 40:17
.
A la derecha y a la izquierda del racional había dos piedras
grandes y de mucho brillo. Se llamaban Urim y Tumim. Mediante
ellas se revelaba la voluntad de Dios al sumo sacerdote. Cuando
se llevaban asuntos ante el Señor para que él los decidiera, si una
aureola iluminaba la piedra de la derecha era señal de aprobación o
consentimiento divinos, mientras que si una nube oscurecía la piedra
de la izquierda, era evidencia de negación o desaprobación.
La mitra del sumo sacerdote consistía en un turbante de lino
blanco, que tenía una plaquita de oro sostenida por una cinta azul,
con la inscripción: “Santidad a Jehová”. Todo lo relacionado con
la vestimenta y la conducta de los sacerdotes había de ser tal, que