Página 330 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Capítulo 32—La ley y los dos pactos
Cuando Adán y Eva fueron creados recibieron el conocimiento
de la ley de Dios; conocieron los derechos que la ley tenía sobre
ellos; sus preceptos estaban escritos en sus corazones. Cuando el
hombre cayó a causa de su transgresión, la ley no fue cambiada, sino
que se estableció un sistema de redención para hacerle volver a la
obediencia. Se le dio la promesa de un Salvador, y se establecieron
sacrificios con el propósito de dirigir sus pensamientos hacia el
futuro, hacia la muerte de Cristo como supremo sacrificio. Si nunca
se hubiera violado la ley de Dios, no habría habido muerte ni se
habría necesitado un Salvador, ni tampoco sacrificios.
Adán enseñó a sus descendientes la ley de Dios, y el conocimien-
to de la ley se transmitió de padres a hijos durante las siguientes
generaciones. No obstante las medidas bondadosamente tomadas
para la redención del hombre, pocos la aceptaron y prestaron obe-
diencia. Debido a la transgresión, el mundo se envileció tanto que
se necesitó limpiarlo de su corrupción mediante el diluvio. La ley
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fue preservada por Noé y su familia, y Noé enseñó los Diez Man-
damientos a sus descendientes. Cuando los hombres se apartaron
nuevamente de Dios, el Señor eligió a Abraham, de quien declaró:
“Oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos,
mis estatutos, y mis leyes”.
Génesis 26:5
. Instituyó el rito de la
circuncisión, como señal de que quienes lo recibían eran dedicados
al servicio de Dios, y prometían permanecer separados de la ido-
latría y obedecer la ley de Dios. La falta de voluntad para cumplir
esta promesa, que los descendientes de Abraham evidenciaron en su
tendencia a formar alianzas con los paganos y adoptar sus prácticas,
fue la causa de su permanencia y esclavitud en Egipto. Pero en su
relación con los idólatras y su forzada sumisión a los egipcios, los
israelitas corrompieron aun más su conocimiento de los preceptos
divinos al mezclarlos con las crueles y viles enseñanzas del paga-
nismo. Por lo tanto, cuando los sacó de Egipto, el Señor descendió
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