El viaje alrededor de Edom
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sin Cristo, no debemos ceder al desaliento, sino depender de los
méritos del Salvador crucificado y resucitado. Miremos y viviremos.
Jesús ha empeñado su palabra; salvará a todos los que acudan a él.
Aunque muchos millones de los que necesitan curación rechazarán
la misericordia que les ofrece, a ninguno de los que confían en sus
méritos lo dejará perecer.
Muchos no quieren aceptar a Cristo antes que todo el misterio
del plan de la redención les resulte claro. Se niegan a mirar con fe, a
pesar de que ven que miles han mirado a la cruz de Cristo y sentido
la eficacia de esa mirada. Muchos andan errantes, por los intrincados
laberintos de la filosofía, en busca de razones y evidencias que jamás
encontrarán, mientras que rechazan la evidencia que Dios ha tenido
a bien darles. Se niegan a caminar en la luz del Sol de Justicia,
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hasta que se les explique la razón de su resplandor. Todos los que
insistan en seguir este camino dejarán de llegar al conocimiento
de la verdad. Jamás eliminará Dios todos los motivos de duda. Da
suficiente evidencia en que basar la fe, y si esta evidencia no se
acepta, la mente es dejada en tinieblas. Si los que eran mordidos
por las serpientes se hubieran detenido a dudar y deliberar antes de
consentir en mirar, habrían perecido. Es nuestro deber primordial
mirar; y la mirada de la fe nos dará vida.
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