Página 402 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Capítulo 39—La conquista de Basán
Después de rodear a Edom por el sur, los israelitas se volvieron
hacia el norte y otra vez se dirigieron hacia la tierra prometida. Su
camino pasaba ahora por una alta y vasta llanura refrescada por las
brisas vivificantes de las colinas. Fue un cambio grato después del
valle árido y calcinante por el cual habían viajado, así que avanzaban
llenos de ánimo y esperanza. Habiendo atravesado el arroyo de
Zered, pasaron al oriente de la tierra de Moab; pues se les había
dado la orden: “No molestes a Moab ni le hagas la guerra, pues no te
daré posesión de su tierra, porque yo he dado a Ar como heredad a
los hijos de Lot”. Véase
Deuteronomio 2
. Y se les repitió la misma
orden con respecto a los amonitas que eran también descendientes
de Lot.
Continuando hacia el norte, los ejércitos de Israel llegaron pronto
a la tierra de los amorreos. Este pueblo fuerte y guerrero ocupaba
originalmente la parte sur de la tierra de Canaán, pero al aumentar
en número, cruzaron el Jordán, guerrearon con los moabitas y les
quitaron una parte de su territorio. Allí se establecieron, y dominaban
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sin oposición toda la tierra desde el Arnón hasta el Jaboc en el
norte. El camino que los israelitas deseaban seguir para ir al Jordán
pasaba directamente por ese territorio, y Moisés le envió un mensaje
amistoso a Sehón, rey de los amorreos, en su capital: “Pasaré por tu
tierra por el camino; por el camino iré, sin apartarme a la derecha ni
a la izquierda. La comida me la venderás por dinero, y comeré; el
agua también me la darás por dinero, y beberé; solamente pasaré a
pie”. La respuesta fue una negativa terminante, y todos los ejércitos
de los amorreos fueron convocados para oponerse al paso de los
invasores.
Este ejército formidable aterrorizó a los israelitas que distaban
mucho de estar preparados para sostener un encuentro con fuerzas
bien pertrechadas y disciplinadas. Los enemigos le aventajaban cier-
tamente en capacidad para la guerra, y a juzgar por las apariencias
humanas, pronto acabarían con él.
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