Página 416 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
“Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre para que se arrepienta.
¿Acaso dice y no hace?
¿Acaso promete y no cumple?
He recibido orden de bendecir;
él dio una bendición, y no podré revocarla.
[424]
No ha notado iniquidad en Jacob
ni ha visto perversidad en Israel.
Jehová, su Dios, está con él,
y ellos lo aclaman como rey”.
Embargado por el temor reverente que le inspiraban estas revela-
ciones, Balaam exclamó: “Porque contra Jacob no vale agüero, ni
adivinación contra Israel”.
Números 23:23
. Conforme al deseo de los
moabitas, el gran mago había probado el poder de su encantamiento;
pero precisamente con respecto a esta ocasión se iba a decir de los
hijos de Israel: “¡Lo que ha hecho Dios!” Mientras estuvieran bajo la
protección divina, ningún pueblo o nación, aunque sea auxiliado por
todo el poder de Satanás, podría prevalecer contra ellos. El mundo
entero iba a maravillarse de la obra asombrosa de Dios en favor de
su pueblo, a saber, que un hombre empeñado en seguir una conducta
pecaminosa fuera de tal manera dominado por el poder divino que se
viera obligado a pronunciar, en vez de imprecaciones, las más ricas
y las más preciosas promesas en el lenguaje sublime y fogoso de la
poesía. Y el favor que en esa ocasión Dios concedió a Israel había
de ser garantía de su cuidado protector hacia sus hijos obedientes
y fieles en todas las edades. Cuando Satanás indujera a los impíos
a que calumniaran, maltrataran y exterminaran al pueblo de Dios,
este mismo suceso les sería recordado y fortalecería su ánimo y fe
en Dios.
El rey de Moab, desalentado y angustiado, exclamó: “Ya que
no lo maldices, tampoco lo bendigas”. No obstante, subsistía una
débil esperanza en su corazón, y decidió hacer otra prueba. Condujo
a Balaam al monte Peor, donde había un templo dedicado, al culto
licencioso de Baal, su dios. Allí se erigió el mismo número de altares
que antes, y el mismo número de sacrificios fueron ofrecidos; pero
Balaam no se apartó solo como en las otras ocasiones, para averiguar
la voluntad de Dios. No pretendió hacer hechicería alguna, sino que,