Página 46 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
no podía satisfacer la deuda; solamente Aquel que había creado al
hombre tenía poder para redimirlo. No obstante, los ángeles iban a
tener una parte que desempeñar en el plan de redención. Cristo iba a
ser hecho “un poco menor que los ángeles [...], para que por la gracia
de Dios experimentara la muerte por todos”.
Hebreos 2:9
. Cuando
adoptara la naturaleza humana, su poder no sería semejante al de los
ángeles, y ellos habrían de servirle, fortalecerle y mitigar su profundo
sufrimiento. Asimismo, los ángeles serían espíritus ministradores,
enviados para ayudar a los herederos de la salvación.
Hebreos 1:14
.
Guardarían a los súbditos de la gracia del poder de los malos ángeles
y de las tinieblas que Satanás esparciría constantemente alrededor
de ellos.
Cuando los ángeles presenciaran la agonía y humillación de su
Señor, se llenarían de dolor e indignación, y desearían librarlo de
sus verdugos; pero no debían interponerse para evitar lo que vieran.
Era parte del plan de la redención que Cristo sufriera el escarnio y el
abuso de los impíos; y él mismo consintió en todo esto al convertirse
en Redentor del hombre.
Cristo aseguró a los ángeles que mediante su muerte iba a resca-
tar a muchos, destruyendo al que tenía el imperio de la muerte. Iba a
recuperar el reino que el hombre había perdido por su transgresión, y
que los redimidos habrían de heredar juntamente con él, para morar
eternamente allí. El pecado y los pecadores iban a ser exterminados,
para nunca más perturbar la paz del cielo y de la tierra. Pidió a
la hueste angélica que concordase con el plan que su Padre había
aceptado, y que se regocijaran porque mediante su muerte el ser
humano caído podría ser reconciliado con Dios.
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Entonces un regocijo indescriptible llenó el cielo. La gloria y
la bendición de un mundo redimido excedió a la misma angustia y
al sacrificio del Príncipe de la vida. Por todos los atrios celestiales
repercutieron los acordes de aquella dulce canción que más tarde
habría de oírse sobre las colinas de Belén: “¡Gloria a Dios en las
alturas y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
Lucas 2:14
. Ahora con una felicidad más profunda que la producida
por el deleite y entusiasmo de la nueva creación, “alababan juntas
todas las estrellas del alba y se regocijaban todos los hijos de Dios”.
Job 38:7
.