Página 516 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
una viña y no la ha disfrutado? Que se vaya y vuelva a su casa, no
sea que muera en la batalla y algún otro la disfrute. ¿Y quién se ha
desposado con una mujer y no la ha tomado? Que se vaya y vuelva
a su casa, no sea que muera en la batalla y algún otro la tome”.
Y además los oficiales debían decir al pueblo: “¿Quién es hombre
medroso y pusilánime? Que se vaya y vuelva a su casa, para que
no apoque el corazón de sus hermanos como ocurre con el corazón
suyo”.
Deuteronomio 20:5-8
.
Debido a que el número de sus soldados era muy pequeño en
comparación con los del enemigo, Gedeón se había abstenido de
hacer la proclamación de costumbre. Se llenó de asombro al oír que
su ejército era demasiado grande. Pero el Señor veía el orgullo y
la incredulidad que había en el corazón de su pueblo. Incitado por
las conmovedoras exhortaciones de Gedeón, se había alistado de
buena gana; pero muchos se llenaron de temor al ver las multitudes
de los madianitas. No obstante, si Israel hubiera triunfado, aquellos
mismos miedosos se habrían atribuido la gloria en vez de adjudicarle
la victoria a Dios.
Gedeón obedeció las instrucciones del Señor, y con el corazón
oprimido vio marcharse para sus hogares a veintidós mil hombres, o
sea más de las dos terceras partes de su ejército. Nuevamente oyó
la voz de Dios decirle: “Aún son demasiados; llévalos a beber agua
y allí los pondré a prueba. Del que yo te diga: “Vaya este contigo”,
irá contigo; pero de cualquiera que yo te diga: “Que este no vaya
contigo”, el tal no irá”
El pueblo, esperando atacar inmediatamente al enemigo, fue
conducido a la orilla del agua. Algunos tomaron apresuradamente
un poco de agua en la mano, y la sorbieron mientras caminaban;
pero casi todos se hincaron, y bebieron a sus anchas de la superficie
del arroyo. Aquellos que tomaron el agua en la mano no fueron sino
trescientos entre diez mil; no obstante, fueron elegidos, y al resto se
le permitió volver a sus hogares.
El carácter se prueba a menudo por los medios más sencillos.
Los que en un momento de peligro se empeñaban en suplir sus
propias necesidades, no eran hombres en quienes se podía confiar
en una emergencia. El Señor no tiene en su obra lugar para los
indolentes y para los que suelen complacer el apetito. Escogió a
los hombres que no permitieron que sus propias necesidades les