Página 567 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Las escuelas de los profetas
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nuestro goce de todas sus bendiciones. Abre al alma una fuente
inagotable de felicidad.
¡Ojalá que todos aquellos que no han escogido a Cristo se dieran
cuenta de que él tiene algo que ofrecerles que es mucho mejor de lo
que ellos buscan! El hombre hace a su propia alma el mayor daño
e injusticia cuando piensa y obra en forma contraria a la voluntad
de Dios. No se puede hallar gozo verdadero en la senda prohibida
por Aquel que sabe en qué consiste lo mejor, y procura el bien de
sus criaturas. El sendero de la transgresión lleva a la miseria y a la
perdición; pero los caminos de la sabiduría “son caminos deleitosos,
y todas sus veredas paz”.
Proverbios 3:17
.
Se puede estudiar con provecho tanto el adiestramiento físico
como la disciplina religiosa que se practicaban en las escuelas de
los hebreos. El valor de esta educación no se aprecia debidamente.
Hay una estrecha relación entre la mente y el cuerpo, y para alcanzar
un alto nivel de dotes morales e intelectuales, debemos acatar las
leyes que gobiernan nuestro ser físico. Para alcanzar un carácter
fuerte y bien equilibrado, deben ejercitarse y desarrollarse nuestras
fuerzas, tanto mentales como corporales. ¿Qué estudio puede ser más
importante para los jóvenes que el de este maravilloso organismo
que Dios nos ha encomendado y de las leyes por las cuales ha de
conservarse en buena salud?
Y ahora, como en los tiempos de Israel, cada joven debe recibir
instrucción sobre los deberes de la vida práctica. Cada uno debe
adquirir el conocimiento de algún ramo del trabajo manual, por el
cual, en caso de necesidad, podrá ganarse la vida. Esto es indispen-
sable, no solo como protección contra las vicisitudes de la vida, sino
también a causa de la influencia que ejercerá en el desarrollo físico,
mental y moral. Aunque hubiera seguridad de que uno no habría
de depender del trabajo manual para mantenerse, debe sin embar-
go aprender a trabajar. Sin ejercicio físico nadie puede tener una
constitución sana ni una salud vigorosa, y la disciplina del trabajo
bien regulado no es menos esencial para desarrollar una inteligencia
fuerte y activa y un carácter noble.
Todo estudiante debe dedicar una porción de cada día a un trabajo
físico activo. Así se adquirirían hábitos de aplicación y laboriosidad,
y se formaría un espíritu de confianza propia, al mismo tiempo que
se escudaría al joven contra muchas prácticas malas y degradantes