Capítulo 64—David fugitivo
            
            
              Este capítulo está basado en 1 Samuel 18 y 22.
            
            
              Después de la muerte de Goliat, Saúl retuvo a David consigo
            
            
              y rehusó permitirle que volviera a la casa de su padre. Y sucedió
            
            
              que “el alma de Jonatán quedó ligada con la de David, y lo amó
            
            
              Jonatán como a sí mismo”. Véase
            
            
              1 Samuel 18-22
            
            
              . Mediante un
            
            
              pacto, Jonatán y David se comprometieron a estar unidos como
            
            
              hermanos; y el hijo del rey “se quitó Jonatán el manto que llevaba y
            
            
              se lo dio a David, así como otras ropas suyas, su espada, su arco y su
            
            
              cinturón”. A David se le confiaron responsabilidades importantes;
            
            
              sin embargo conservó su modestia y se ganó el afecto del pueblo así
            
            
              como también el de la casa real.
            
            
              “Y salía David a dondequiera que Saúl lo enviaba, y se portaba
            
            
              prudentemente. Entonces lo puso Saúl al frente de su gente de gue-
            
            
              rra”. David era prudente y fiel, y era evidente que lo acompañaba la
            
            
              bendición de Dios. Saúl se daba cuenta a veces de su propia incapa-
            
            
              cidad para gobernar a Israel, y comprendía que el reino estaría más
            
            
              seguro mientras él mismo estuviera relacionado con quien recibía
            
            
              instrucciones del Señor. Esperaba también que su relación con Da-
            
            
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              vid le sirviera de salvaguardia. Puesto que David era favorecido y
            
            
              escudado por el Señor, podía ser su presencia una protección para
            
            
              Saúl cuando salía a la guerra con él.
            
            
              La providencia de Dios había relacionado a David con Saúl. El
            
            
              puesto que ocupaba David en la corte le había de impartir conoci-
            
            
              miento de las asuntos reales y preparar su grandeza futura. Le daría
            
            
              la oportunidad de ganarse la confianza de la nación. Las vicisitudes
            
            
              y las dificultades que le vendrían a causa de la enemistad de Saúl
            
            
              lo conducirían a sentir su dependencia de Dios y a depositar toda
            
            
              su confianza en él. Y la amistad de Jonatán con David provenía
            
            
              también de la providencia de Dios con el fin de conservar la vida al
            
            
              futuro soberano de Israel. En todas estas cosas, Dios desarrollaba
            
            
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