Página 673 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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El reinado de David
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Los informes propalados por los enemigos de David, habían creado
en Mefi-boset fuertes prejuicios contra él y lo consideraba usurpador;
pero la recepción generosa y cortés que le mostró el monarca, y sus
bondades continuas ganaron el corazón del joven; se hizo muy amigo
de David, y como su padre Jonatán, se convenció de que tenía el
mismo interés que el rey escogido por Dios.
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Una vez que David fue confirmado en el trono de Israel, la nación
gozó de un largo período de paz. Los pueblos vecinos, viendo la
fortaleza y la unidad del reino, no tardaron en creer prudente desistir
de las hostilidades abiertas; y David, ocupado con la organización y
el desarrollo de su reino, evitó toda guerra agresiva. Sin embargo,
hizo finalmente la guerra a los viejos enemigos de Israel, los filisteos,
y a los moabitas, y logró la victoria sobre ambos pueblos y los sujetó
a tributo.
Todas las naciones vecinas formaron entonces contra David una
gran coalición, que dio origen a las mayores guerras y victorias de
su reinado, y al mayor incremento de su poder. Esta alianza hostil,
que surgió en realidad de los celos inspirados por el creciente poder
de David, no había sido provocada por él, sino que nació de estas
circunstancias:
Llegaron a Jerusalén noticias de la muerte de Naas, rey de los
amonitas y monarca que había sido bondadoso con David cuando
este huía de la ira de Saúl. Deseando expresar su aprecio agradecido
del favor que se le había hecho cuando estaba en desgracia, David
envió una embajada de condolencia a Hanún, hijo y sucesor del rey
amonita. “Yo tendré misericordia con Hanún hijo de Nahas, como
su padre la tuvo conmigo”.
Pero su acto de cortesía fue mal interpretado. Los amonitas abo-
rrecían al verdadero Dios, y eran acerbos enemigos de Israel. La
aparente bondad de Naas hacia David había sido motivada entera-
mente por la hostilidad contra Saúl, rey de Israel. Los consejeros de
Hanún torcieron el significado del mensaje de David. “¿Crees acaso
que por honrar a tu padre, David te ha enviado mensajeros a que te
consuelen? ¿No te ha enviado David sus siervos para reconocer la
ciudad, inspeccionarla y destruirla?”
Medio siglo antes las instrucciones de sus consejeros indujeron
a Naas a imponer sus crueles condiciones al pueblo de Jabes de
Galaad, cuando la sitiaban los amonitas, y sus habitantes solicitaron