Página 82 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
exhorta a los transgresores a que se arrepientan y vuelvan a su
lealtad; pero para la mayoría estas advertencias serán vanas.
Dice el apóstol Pedro: “En los últimos días vendrán burladores,
andando según sus propias pasiones y diciendo: “¿Dónde está la
promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres
durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio
de la creación””.
2 Pedro 3:3, 4
. ¿No oímos repetir hoy estas mismas
palabras, no solo por los impíos, sino también por muchos que ocu-
pan los púlpitos en nuestra tierra? “No hay motivo de alarma -dicen-.
Antes de que venga Cristo, se ha de convertir el mundo entero, y la
justicia ha de reinar durante mil años. ¡Paz, paz! Todo permanece
así como desde el principio. Que nadie se angustie por el inquietante
mensaje de esos alarmistas”.
Pero esta doctrina del milenario no está en armonía con las
enseñanzas de Cristo y de los apóstoles. Jesús hizo esta pregunta
significativa: “Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe
en la tierra?”
Lucas 18:8
. Como hemos visto, él manifiesta que el
estado del mundo será como en los días de Noé. San Pablo nos
recuerda que la impiedad aumentará a medida que se acerque el
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fin: “Pero el Espíritu dice claramente que, en los últimos tiempos,
algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a
doctrinas de demonios”.
1 Timoteo 4:1
. El apóstol dice que “en los
últimos días vendrán tiempos peligrosos”.
2 Timoteo 3:1
. Y nos da
una tremenda lista de pecados que se notarían entre quienes tendrían
apariencia de piedad.
Mientras que su tiempo de gracia estaba concluyendo, los ante-
diluvianos se entregaban a una vida agitada de diversiones y festivi-
dades. Los que poseían influencia y poder se empeñaban en distraer
la atención del pueblo con alegrías y placeres para que ninguno se
dejara impresionar por la última solemne advertencia. ¿No vemos
repetirse lo mismo hoy? Mientras los siervos de Dios proclaman
que el fin de todas las cosas se aproxima, el mundo va en pos de
los placeres y las diversiones. Hay constantemente abundancia de
excitaciones que causan indiferencia hacia Dios e impiden que la
gente sea impresionada por las únicas verdades que podrían salvarla
de la destrucción que se avecina.
En los días de Noé, los filósofos declararon que era imposible que
el mundo fuera destruido por el agua; asimismo hay ahora hombres