Página 83 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

Basic HTML Version

El diluvio
79
de ciencia que tratan de probar que el mundo no puede ser destruido
por fuego, que esto es incompatible con las leyes naturales. Pero el
Dios de la naturaleza, el que creó las leyes y las controla, puede usar
las obras de sus manos para que sirvan a sus fines.
Cuando los grandes sabios habían probado a su entera satis-
facción que era imposible que el mundo fuera destruido por agua,
cuando los temores del pueblo se habían tranquilizado, cuando todos
consideraban que la profecía de Noé era un engaño, y le llamaban
fanático, entonces llegó la hora de Dios. “Fueron rotas todas las
fuentes del gran abismo y abiertas las cataratas de los cielos” (
Gé-
nesis 7:11
), y los burladores sucumbieron en las aguas del diluvio.
Con toda su jactanciosa filosofía, los hombres descubrieron muy
tarde que su sabiduría era necedad, que el Legislador es superior
a las leyes de la naturaleza, y que a la Omnipotencia no le faltan
medios para alcanzar sus fines.
“Como fue en los días de Noé [...]. Así será el día en que el
Hijo del hombre se manifieste”. “Pero el día del Señor vendrá como
ladrón en la noche. Entonces los cielos pasarán con gran estruen-
do, los elementos ardiendo serán deshechos y la tierra y las obras
que en ella hay serán quemadas”.
Lucas 17:26, 30
;
2 Pedro 3:10
.
Cuando los razonamientos de la filosofía hayan desterrado el temor
[82]
a los juicios de Dios; cuando los maestros de la religión nos hablen
de largos siglos de paz y prosperidad, y el mundo se dedique por
completo a sus negocios y placeres, a plantar y edificar, a fiestas y
diversiones, y desechando las amonestaciones de Dios, se burle de
sus mensajeros, “entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina,
[...] y no escaparán”.
1 Tesalonicenses 5:3
.
[83]