Página 102 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
divinos: la justicia, la pureza y el amor, fueron reemplazados por la
opresión, la violencia y la brutalidad.
Los hombres de Babel habían decidido establecer un gobierno
independiente de Dios. Sin embargo, había algunos entre ellos que
temían al Señor, pero que habían sido engañados por las pretensiones
de los impíos, y enredados por sus ardides. Por amor a éstos el
Señor retardó sus juicios, y dió tiempo a los seres humanos para que
revelasen su carácter verdadero. A medida que esto se cumplía, los
hijos de Dios trabajaban por hacerles cambiar su propósito; pero
los hombres estaban completamente unidos en su atrevida empresa
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contra el cielo. Si no se los hubiese reprimido, habrían desmoralizado
al mundo cuando todavía era joven. Su confederación se fundó en
la rebelión; era un reino que se establecía para el ensalzamiento
propio, en el cual Dios no iba a tener soberanía ni honor. Si se
hubiese permitido esta confederación, un formidable poder habría
procurado desterrar la justicia, la paz, la felicidad y la seguridad de
este mundo. En lugar del estatuto divino que es “santo, y justo, y
bueno” (
Romanos 7:12
), los hombres estaban tratando de establecer
leyes que satisficieran su propio corazón cruel y egoísta.
Los que temían al Señor le imploraron que intercediese. “Y
descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos
de los hombres.”
Génesis 11:5
. Por misericordia hacia el mundo,
Dios frustró el propósito de los edificadores de la torre, y derrumbó
el monumento de su osadía. Por misericordia, confundió su lenguaje
y estorbó sus propósitos de rebelión.
Dios soporta pacientemente la perversidad de los hombres, dán-
doles amplia oportunidad para arrepentirse; pero toma en cuenta
todos sus ardides para resistir la autoridad de su justa y santa ley. De
vez en cuando la mano invisible que empuña el cetro del gobierno
se extiende para reprimir la iniquidad. Se da evidencia inequívoca
de que el Creador del universo, el que es infinito en sabiduría, amor
y verdad, es el Gobernante supremo del cielo y de la tierra, cuyo
poder nadie puede desafiar impunemente.
Los planes de los constructores de la torre de Babel terminaron
en vergüenza y derrota. El monumento de su orgullo sirvió para con-
memorar su locura. Pero los hombres siguen hoy el mismo sendero,
confiando en sí mismos y rechazando la ley de Dios. Es el principio