Página 116 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
había hecho antes. Rogó que se le diera una evidencia tangible de
que la promesa sería cumplida. ¿Cómo iba a cumplirse la promesa
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del pacto, mientras se le negaba la dádiva de un hijo? “¿Qué me has
de dar—dijo Abrahán,—siendo así que ando sin hijo? ... Y he aquí
que es mi heredero uno nacido en mi casa.”
Vers. 2, 3
. Se proponía
adoptar a su fiel siervo Eliezer como hijo y heredero. Pero se le
aseguró que un hijo propio había de ser su heredero. Entonces Dios
lo llevó fuera de su tienda, y le dijo que mirara las innumerables
estrellas que brillaban en el firmamento; y mientras lo hacía le fueron
dirigidas las siguientes palabras: “Así será tu simiente.” “Y creyó
Abraham a Dios, y le fué atribuido a justicia.”
Vers. 5
;
Romanos 4:3
.
Aun así el patriarca suplicó que se le diese una señal visible
para confirmar su fe, y como evidencia para las futuras generaciones
de que los bondadosos propósitos que Dios tenía para con ellas
se cumplirían. El Señor se dignó concertar un pacto con su siervo,
empleando las formas acostumbradas entre los hombres para la rati-
ficación de contratos solemnes. En conformidad con las indicaciones
divinas, Abrahán sacrificó una novilla, una cabra y un carnero, cada
uno de tres años de edad, dividió cada cuerpo en dos partes y colocó
las piezas a poca distancia la una de la otra. Añadió una tórtola y un
palomino, que no fueron partidos. Hecho esto, Abrahán pasó reve-
rentemente entre las porciones del sacrificio, haciendo un solemne
voto a Dios de obediencia perpetua.
Atenta y constantemente permaneció al lado de los animales
partidos, hasta la puesta del sol, para que no fuesen profanados o
devorados por las aves de rapiña. Al atardecer se durmió profunda-
mente; y “el pavor de una grande obscuridad cayó sobre él.”
Génesis
15:12
. Y oyó la voz de Dios diciéndole que no esperase la inmediata
posesión de la tierra prometida, y anunciándole los sufrimientos que
su posteridad tendría que soportar antes de tomar posesión de Ca-
naán. Le fué revelado el plan de redención, en la muerte de Cristo, el
gran sacrificio, y su venida en gloria. También vió Abrahán la tierra
restaurada a su belleza edénica, que se le daría a él para siempre,
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como pleno y final cumplimiento de la promesa.
Como garantía de este pacto de Dios con el hombre, “dejóse
ver un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasó entre
los animales divididos,” y aquellos símbolos de la presencia divina
consumieron completamente las víctimas. Y otra vez oyó Abrahán