Página 132 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
“Abrahán creyó a Dios, y le fué imputado a justicia, y fué llamado
amigo de Dios.”
Santiago 2:23
. San Pablo dice: “Los que son de fe,
los tales son hijos de Abraham.”
Gálatas 3:7
. Pero la fe de Abrahán se
manifestó por sus obras. “¿No fué justificado por las obras Abraham,
nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves
que la fe obró con sus obras, y que la fe fué perfecta por las obras?”
Santiago 2:21, 22
.
Son muchos los que no comprenden la relación que existe entre
la fe y las obras. Dicen: “Cree solamente en Cristo, y estarás seguro.
No tienes necesidad de guardar la ley.” Pero la verdadera fe se
manifiesta mediante la obediencia. Cristo dijo a los judíos incrédulos:
“Si fuerais hijos de Abraham, las obras de Abraham haríais.”
Juan
8:39
. Y tocante al padre de los fieles el Señor declara: “Oyó Abraham
mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y
mis leyes.”
Génesis 26:5
. El apóstol Santiago dice: “La fe, si no
tuviere obras, es muerta en sí misma.”
Santiago 2:17
. Y Juan, que
habla tan minuciosamente acerca del amor, nos dice: “Este es el amor
de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no
son penosos.”
1 Juan 5:3
.
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Mediante símbolos y promesas, Dios “evangelizó antes a
Abraham.”
Gálatas 3:8
. Y la fe del patriarca se fijó en el Redentor
que había de venir. Cristo dijo a los judíos: “Abraham vuestro padre
se gozó por ver mi día; y lo vió, y se gozó.”
Juan 8:56
. El carnero
ofrecido en lugar de Isaac representaba al Hijo de Dios, que había de
ser sacrificado en nuestro lugar. Cuando el hombre estaba condenado
a la muerte por su transgresión de la ley de Dios, el Padre, mirando
a su Hijo, dijo al pecador: “Vive, he hallado un rescate.”
Fué para grabar en la mente de Abrahán la realidad del Evangelio,
así como para probar su fe, por lo que Dios le mandó sacrificar a
su hijo. La agonía que sufrió durante los aciagos días de aquella
terrible prueba fué permitida para que comprendiera por su propia
experiencia algo de la grandeza del sacrificio hecho por el Dios
infinito en favor de la redención del hombre. Ninguna otra prueba
podría haber causado a Abrahán tanta angustia como la que le causó
el ofrecer a su hijo.
Dios dió a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza.
A los ángeles que presenciaron la humillación y la angustia del Hijo
de Dios, no se les permitió intervenir como en el caso de Isaac. No