Página 151 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

Basic HTML Version

El casamiento de Isaac
147
solían prestar para atender a los ganados de sus padres. Esa era la
señal deseada. “La moza era de muy hermoso aspecto,” y su presta
cortesía daba testimonio de que poseía un corazón bondadoso y una
naturaleza activa y enérgica. Hasta aquí la mano divina había estado
con Eliezer. Después de retribuir la amabilidad de la joven dándole
ricos regalos, el forastero le preguntó por su parentela, y al enterarse
que era hija de Betuel, sobrino de Abrahán, “el hombre entonces se
inclinó, y adoró a Jehová.”
Eliezer había solicitado hospedaje en la casa del padre de la
joven, y al agradecerle había revelado su relación con Abrahán. Al
volver a su casa, la joven refirió lo que había sucedido, y su hermano
Labán se apresuró a buscar al forastero y a sus compañeros para que
compartieran su hospitalidad.
Eliezer no quiso tomar alimento antes de hablarles de su misión,
de su oración junto al pozo, y de todos los demás detalles. Luego
dijo: “Ahora pues, si vosotros hacéis misericordia y verdad con mi
señor, declarádmelo; y si no, declarádmelo; y echaré a la diestra
o a la siniestra.” La contestación fué: “De Jehová ha salido esto;
no podemos hablarte malo ni bueno. He ahí Rebeca delante de ti,
tómala y vete, y sea mujer del hijo de tu señor, como lo ha dicho
Jehová.”
Obtenido el consentimiento de la familia, preguntaron a Rebeca
misma si iría tan lejos de la casa de su padre, para casarse con el hijo
de Abrahán. Después de lo que había sucedido, ella creyó que Dios
la había elegido para que fuese la esposa de Isaac, y dijo: “Sí, iré.”
[171]
El criado, previendo la alegría de su amo por el éxito de su
misión, no pudo contener sus deseos de irse, y a la mañana siguiente
se pusieron en camino hacia su país. Abrahán vivía en Beerseba, e
Isaac después de apacentar el ganado en los campos vecinos, había
vuelto a la tienda de su padre, para esperar la.llegada del mensajero
de Harán. “Y había salido Isaac a orar al campo, a la hora de la tarde;
y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. Rebeca
también alzó sus ojos, y vió a Isaac, y descendió del camello; porque
había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el
campo hacia nosotros? Y el siervo había respondido: Este es mi
señor. Ella entonces tomó el velo, y cubrióse. Entonces el criado
contó a Isaac todo lo que había hecho. E introdújola Isaac a la tienda