Página 209 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

Basic HTML Version

José y sus hermanos
205
Así describió el padre la que debió haber sido la posición de
Rubén como hijo primogénito; pero el grave pecado que cometiera
en Edar le había hecho indigno de la bendición de la primogenitura.
Jacob continuó:
“Corriente como las aguas, no seas el principal.”
El sacerdocio fué otorgado a Leví, el reino y la promesa mesiáni-
ca a Judá, y la doble porción de la herencia a José. Nunca ascendió
la tribu de Rubén a una posición eminente en Israel; no fué tan
numerosa como la de Judá, la de José, o la de Dan; y se contó entre
las primeras que fueron llevadas en cautiverio.
Simeón y Leví seguían en edad a Rubén. Ambos se habían unido
en su crueldad contra los siquemitas, y también habían sido los más
culpables en la venta de José. Acerca de ellos se declaró:
“Yo los apartaré en Jacob,
Y los esparciré en Israel.”
Cuando se hizo el censo de Israel poco antes de su entrada a
Canaán, la tribu de Simeón resultó la más pequeña. Moisés, en su
última bendición, no aludió a Simeón. Al establecerse en Canaán,
esta tribu recibió sólo una pequeña porción de la parte de Judá, y
las familias que después se hicieron poderosas formaron distintas
colonias, y se establecieron fuera de las fronteras de la tierra santa.
Leví tampoco recibió herencia, excepto cuarenta y ocho ciudades
diseminadas en diferentes partes de la tierra. En el caso de esta
[240]
tribu, sin embargo, su fidelidad a Jehová, cuando las otras tribus
apostataron, mereció que fuera apartada para el servicio sagrado del
santuario, y de esa manera la maldición se trocó en bendición.
Las más altas bendiciones de la primogenitura se transfirieron
a Judá. El significado del nombre, que quiere decir alabanza, se
describe en la historia profética de esta tribu:
“Judá, alabarte han tus hermanos:
Tu mano en la cerviz de tus enemigos:
Los hijos de tu padre se inclinarán a ti.
Cachorro de león Judá:
De la presa subiste, hijo mío: