Página 215 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Capítulo 22—Moisés
Este capítulo está basado en Éxodo 1.
Para proveerse de alimentos durante el tiempo de hambre, el
pueblo egipcio había vendido a la corona su ganado y sus tierras,
y finalmente se habían comprometido a una servidumbre perpetua.
Pero José proveyó sabiamente para su liberación; les permitió que
fuesen arrendatarios del rey, quien seguía conservando las tierras y
a quien le pagaban un tributo anual de un quinto de los productos de
su trabajo.
Pero los hijos de Jacob no necesitaban someterse a tales condi-
ciones. A causa de los servicios que José había prestado a la nación
egipcia, no solamente se les otorgó una parte del país para que mo-
raran allí, sino que fueron exonerados del pago de impuestos, y se
les proveyó liberalmente de los alimentos necesarios mientras duró
el hambre. El rey reconoció públicamente que gracias a la misericor-
diosa intervención del Dios de José, Egipto gozaba de abundancia
mientras otras naciones estaban pereciendo de hambre. Vió también
que la administración de José había enriquecido grandemente el
reino, y su gratitud rodeó a la familia de Jacob con el favor real.
Pero con el correr del tiempo, el gran hombre a quien Egipto
debía tanto, y la generación bendecida por su obra, descendieron al
sepulcro. Y “levantóse entretanto un nuevo rey sobre Egipto, que
no conocía a José.” (Véase Exodo 1-4.) No era que ignorase los
servicios prestados por José a la nación; pero no quiso reconocerlos,
y hasta donde le fué posible, trató de enterrarlos en el olvido. “El
cual dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es
mayor y más fuerte que nosotros: ahora, pues, seamos sabios para
con él, porque no se multiplique, y acontezca que viniendo guerra,
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él también se junte con nuestros enemigos, y pelee contra nosotros,
y se vaya de la tierra.”
Los israelitas se habían hecho ya muy numerosos. “Crecieron, y
multiplicaron, y fueron aumentados y corroborados en extremo; y
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