Página 24 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Capítulo 2—La creación
Este capítulo está basado en Génesis 1 y Génesis 2.
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el
ejército de ellos por el espíritu de su boca.... Porque él dijo, y fué
hecho; él mandó, y existió.” “El fundó la tierra sobre sus basas; no
será jamás removida.”
Salmos 33:6, 9; 104:5
.
Cuando salió de las manos del Creador, la tierra era sumamen-
te hermosa. La superficie presentaba un aspecto multiforme, con
montañas, colinas y llanuras, entrelazadas con magníficos ríos y
bellos lagos. Pero las colinas y las montañas no eran abruptas y
escarpadas, ni abundaban en ellas declives aterradores, ni abismos
espeluznantes como ocurre ahora; las agudas y ásperas cúspides de
la rocosa armazón de la tierra estaban sepultadas bajo un suelo fértil,
que producía por doquiera una frondosa vegetación verde. No había
repugnantes pantanos ni desiertos estériles. Agraciados arbustos y
delicadas flores saludaban la vista por dondequiera. Las alturas esta-
ban coronadas con árboles aun más imponentes que los que existen
ahora. El aire, limpio de impuros miasmas, era claro y saludable. El
paisaje sobrepujaba en hermosura los adornados jardines del más
suntuoso palacio de la actualidad. La hueste angélica presenció la
escena con deleite, y se regocijó en las maravillosas obras de Dios.
Una vez creada la tierra con su abundante vida vegetal y animal,
fué introducido en el escenario el hombre, corona de la creación
para quien la hermosa tierra había sido aparejada. A él se le dió
dominio sobre todo lo que sus ojos pudiesen mirar; pues, “dijo
Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree ... en toda la tierra. Y crió Dios al hombre a su
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imagen,... varón y hembra los crió.”
Génesis 1:26, 27
.
Aquí se expone con claridad el origen de la raza humana; y el
relato divino está tan claramente narrado que no da lugar a conclu-
siones erróneas. Dios creó al hombre conforme a su propia imagen.
No hay en esto misterio. No existe fundamento alguno para la su-
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