Página 25 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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La creación
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posición de que el hombre llegó a existir mediante un lento proceso
evolutivo de las formas bajas de la vida animal o vegetal. Tales ense-
ñanzas rebajan la obra sublime del Creador al nivel de las mezquinas
y terrenales concepciones humanas. Los hombres están tan resueltos
a excluir a Dios de la soberanía del universo que rebajan al hombre
y le privan de la dignidad de su origen. El que colocó los mundos
estrellados en la altura y coloreó con delicada maestría las flores
del campo, el que llenó la tierra y los cielos con las maravillas de
su potencia, cuando quiso coronar su gloriosa obra, colocando a
alguien para regir la hermosa tierra, supo crear un ser digno de las
manos que le dieron vida. La genealogía de nuestro linaje, como ha
sido revelada, no hace remontar su origen a una serie de gérmenes,
moluscos o cuadrúpedos, sino al gran Creador. Aunque Adán fué
formado del polvo, era el “hijo de Dios.”
Lucas 3:38 (VM)
.
Adán fué colocado como representante de Dios sobre los órdenes
de los seres inferiores. Estos no pueden comprender ni reconocer la
soberanía de Dios; sin embargo, fueron creados con capacidad de
amar y de servir al hombre. El salmista dice: “Hicístelo enseñorear
de las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies: ...
asimismo las bestias del campo; las aves de los cielos, ... todo cuanto
pasa por los senderos de la mar.”
Salmos 8:6-8
.
El hombre había de llevar la imagen de Dios, tanto en la seme-
janza exterior, como en el carácter. Sólo Cristo es “la misma imagen”
del Padre (
Hebreos 1:3
); pero el hombre fué creado a semejanza
de Dios. Su naturaleza estaba en armonía con la voluntad de Dios.
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Su mente era capaz de comprender las cosas divinas. Sus afectos
eran puros, sus apetitos y pasiones estaban bajo el dominio de la
razón. Era santo y se sentía feliz de llevar la imagen de Dios y de
mantenerse en perfecta obediencia a la voluntad del Padre.
Cuando el hombre salió de las manos de su Creador, era de
elevada estatura y perfecta simetría. Su semblante llevaba el tinte
rosado de la salud y brillaba con la luz y el regocijo de la vida.
La estatura de Adán era mucho mayor que la de los hombres que
habitan la tierra en la actualidad. Eva era algo más baja de estatura
que Adán; no obstante, su forma era noble y plena de belleza. La in-
maculada pareja no llevaba vestiduras artificiales. Estaban rodeados
de una envoltura de luz y gloria, como la que rodea a los ángeles.