Página 264 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
con igualdad, vuestra abundancia supla la falta de ellos, para que
también la abundancia de ellos supla vuestra falta, porque haya
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igualdad; como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más; y
el que poco, no tuvo menos.”
2 Corintios 8:13-15
.
Al sexto día el pueblo recogió dos gomeres por persona. Los
jefes inmediatamente hicieron saber a Moisés lo que había pasado.
Su contestación fué: “Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es
el santo sábado, el reposo de Jehová: lo que hubiereis de cocer,
cocedlo hoy, y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que
os sobrare, guardadlo para mañana.” Así lo hicieron, y vieron que
no se echó a perder. Y Moisés dijo: “Comedlo hoy, porque hoy es
sábado de Jehová: hoy no hallaréis en el campo. En los seis días lo
recogeréis; mas el séptimo día es sábado, en el cual no se hallará.”
Dios requiere que hoy su santo día se observe tan sagradamente
como en el tiempo de Israel. El mandamiento que se dió a los hebreos
debe ser considerado por todos los cristianos como una orden de
parte de Dios para ellos. El día anterior al sábado debe ser un día de
preparación a fin de que todo esté listo para sus horas sagradas. En
ningún caso debemos permitir que nuestros propios negocios ocupen
el tiempo sagrado. Dios ha mandado que se atienda a los que sufren
y a los enfermos; el trabajo necesario para darles bienestar es una
obra de misericordia, y no es una violación del sábado; pero todo
trabajo innecesario debe evitarse. Muchos, por descuido, postergan
hasta el principio del sábado cosas pequeñas que pudieron haberse
hecho en el día de preparación. Tal cosa no debe ocurrir. El trabajo
que no se hizo antes del principio del sábado debe quedar sin hacerse
hasta que pase ese día. Este procedimiento fortalecería la memoria
de los olvidadizos, y les ayudaría a realizar sus tareas en los seis
días de trabajo.
Cada semana, durante su largo peregrinaje en el desierto, los
israelitas presenciaron un triple milagro que debía inculcarles la
santidad del sábado: cada sexto día caía doble cantidad de maná,
nada caía el día séptimo, y la porción necesaria para el sábado se
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conservaba dulce sin descomponerse, mientras que si se guardaba
los otros días, se descomponía.
En las circunstancias relacionadas con el envío del maná, tene-
mos evidencia conclusiva de que el sábado no fué instituído, como
muchos alegan, cuando la ley se dió en el Sinaí. Antes de que los