Página 275 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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La ley dada a Israel
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una manera frívola o descuidada, sin considerar su tremendo signifi-
cado. Deshonramos a Dios cuando mencionamos su nombre en la
conversación ordinaria, cuando apelamos a él por asuntos triviales,
cuando repetimos su nombre con frecuencia y sin reflexión. “Santo y
terrible es su nombre.”
Salmos 111:9
. Todos debieran meditar en su
majestad, su pureza, y su santidad, para que el corazón comprenda
su exaltado carácter; y su santo nombre se pronuncie con respeto y
solemnidad.
“Acuérdate de santificar el día de sábado. Los seis días trabajarás,
y harás todas tus labores: mas el día séptimo es sábado, o fiesta del
Señor Dios tuyo. Ningún trabajo harás en él, ni tú, ni tu hijo, ni tu
hija, ni tu criado, ni tu criada, ni tus bestias de carga, ni el extranjero
que habita dentro de tus puertas o poblaciones. Por cuanto el Señor
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en seis días hizo el cielo, y la tierra, y el mar, y todas las cosas que
hay en ellos, y descansó en el día séptimo: por esto bendijo el Señor
el día sábado, y le santificó.”
Aquí no se presenta el sábado como una institución nueva, sino
como establecido en el tiempo de la creación del mundo. Hay que
recordar y observar el sábado como monumento de la obra del Crea-
dor. Al señalar a Dios como el Hacedor de los cielos y de la tierra,
el sábado distingue al verdadero Dios de todos los falsos dioses.
Todos los que guardan el séptimo día demuestran al hacerlo que
son adoradores de Jehová. Así el sábado será la señal de lealtad del
hombre hacia Dios mientras haya en la tierra quien le sirva.
El cuarto mandamiento es, entre todos los diez, el único que
contiene tanto el nombre como el título del Legislador. Es el único
que establece por autoridad de quién se dió la ley. Así, contiene el
sello de Dios, puesto en su ley como prueba de su autenticidad y de
su vigencia.
Dios ha dado a los hombres seis días en que trabajar, y requiere
que su trabajo sea hecho durante esos seis días laborables. En el
sábado pueden hacerse las obras absolutamente necesarias y las de
misericordia. A los enfermos y dolientes hay que cuidarlos todos los
días, pero se ha de evitar rigurosamente toda labor innecesaria. “Si
retrajeres del sábado tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al
sábado llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares,
no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad.”
Isaías 58:13
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