Página 317 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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El tabernáculo y sus servicios
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de servir en el tabernáculo o en el altar del holocausto. En esa
forma se enseñaba constantemente que los que quieran acercarse a
la presencia de Dios deben apartarse de toda impureza.
Las vestiduras del sumo sacerdote eran de costosa tela de bellí-
sima hechura, como convenía a su elevada jerarquía. Además del
traje de lino del sacerdote común, llevaba una túnica azul, también
tejida de una sola pieza. El borde del manto estaba adornado con
campanas de oro y granadas de color azul, púrpura y escarlata. So-
bre esto llevaba el efod, vestidura más corta, de oro, azul, púrpura,
escarlata y blanco, rodeada por una faja de los mismos colores, her-
mosamente elaborada. El efod no tenía mangas, y en sus hombreras
bordadas con oro, tenía engarzadas dos piedras de ónix, que llevaban
los nombres de las doce tribus de Israel.
Sobre el efod estaba el racional, la más sagrada de las vestiduras
sacerdotales. Era de la misma tela que el efod. De forma cuadrada,
medía un palmo, y colgaba de los hombros mediante un cordón
azul prendido en argollas de oro. El ribete estaba formado por una
variedad de piedras preciosas, las mismas que forman los doce fun-
damentos de la ciudad de Dios. Dentro del ribete había doce piedras
engarzadas en oro, arregladas en hileras de a cuatro, que, como las
de los hombros, tenían grabados los nombres de las tribus. Las ins-
trucciones del Señor fueron: “Y llevará Aarón los nombres de los
hijos de Israel en el racional del juicio sobre su corazón, cuando
entrare en el santuario, para memoria delante de Jehová continua-
mente.”
Éxodo 28:29
. Así también Cristo, el gran Sumo Sacerdote,
al ofrecer su sangre ante el Padre en favor de los pecadores, lleva
sobre el corazón el nombre de toda alma arrepentida y creyente. El
salmista dice: “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará de
mí.”
Salmos 40:17
.
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A la derecha y a la izquierda del racional había dos piedras
grandes y de mucho brillo. Se llamaban Urim y Tumim. Mediante
ellas se revelaba la voluntad de Dios al sumo sacerdote. Cuando
se llevaban asuntos ante el Señor para que él los decidiera, si un
nimbo iluminaba la piedra de la derecha era señal de aprobación
o consentimiento divinos, mientras que si una nube obscurecía la
piedra de la izquierda, era evidencia de negación o desaprobación.
La mitra del sumo sacerdote consistía en un turbante de lino
blanco, que tenía una plaquita de oro sostenida por una cinta azul,