Página 321 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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El tabernáculo y sus servicios
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La parte más importante del servicio diario era la que se realizaba
en favor de los individuos. El pecador arrepentido traía su ofrenda a
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la puerta del tabernáculo, y colocando la mano sobre la cabeza de
la víctima, confesaba sus pecados; así, en un sentido figurado, los
trasladaba de su propia persona a la víctima inocente. Con su propia
mano mataba entonces el animal, y el sacerdote llevaba la sangre al
lugar santo y la rociaba ante el velo, detrás del cual estaba el arca que
contenía la ley que el pecador había violado. Con esta ceremonia y
en un sentido simbólico, el pecado era trasladado al santuario por
medio de la sangre. En algunos casos no se llevaba la sangre al lugar
santo (
véase el Apéndice, nota 9
); sino que el sacerdote debía comer
la carne, tal como Moisés ordenó a los hijos de Aarón, diciéndoles:
“Dióla él a vosotros para llevar la iniquidad de la congregación.”
Levítico 10:17
. Las dos ceremonias simbolizaban igualmente el
traslado del pecado del hombre arrepentido al santuario.
Tal era la obra que se hacía diariamente durante todo el año.
Con el traslado de los pecados de Israel al santuario, los lugares
santos quedaban manchados, y se hacía necesaria una obra especial
para quitar de allí los pecados. Dios ordenó que se hiciera expiación
para cada una de las sagradas divisiones lo mismo que para el altar.
Así “lo limpiará, y lo santificará de las inmundicias de los hijos de
Israel.”
Levítico 16:19
.
Una vez al año, en el gran día de la expiación, el sacerdote
entraba en el lugar santísimo para limpiar el santuario. La obra que
se llevaba a cabo allí completaba el ciclo anual de ceremonias.
El día de la expiación, se llevaban dos machos cabríos a la puerta
del tabernáculo, y se echaba suerte sobre ellos, “la una suerte por
Jehová, y la otra suerte por Azazel.”
Vers. 8
. El macho cabrío sobre
el cual caía la primera suerte debía matarse como ofrenda por el
pecado del pueblo. Y el sacerdote había de llevar la sangre más allá
del velo, y rociarla sobre el propiciatorio. “Y limpiará el santuario, de
las inmundicias de los hijos de Israel y de sus rebeliones, y de todos
sus pecados: de la misma manera hará también al tabernáculo del
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testimonio, el cual reside entre ellos en medio de sus inmundicias.”
Vers. 16
.
“Y pondrá Aarón ambas manos suyas sobre la cabeza del macho
cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos
de Israel, y todas sus rebeliones, y todos sus pecados, poniéndolos