Página 322 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por
mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío
llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada: y
dejará ir el macho cabrío por el desierto.”
Vers. 21, 22
. Sólo después
de haberse alejado al macho cabrío de esta manera, se consideraba
el pueblo libre de la carga de sus pecados. Todo hombre había de
contristar su alma mientras se verificaba la obra de expiación. Todos
los negocios se suspendían, y toda la congregación de Israel pasaba
el día en solemne humillación delante de Dios, en oración, ayuno y
profundo análisis del corazón.
Mediante este servicio anual le eran enseñadas al pueblo impor-
tantes verdades acerca de la expiación. En la ofrenda por el pecado
que se ofrecía durante el año, se había aceptado un substituto en lugar
del pecador; pero la sangre de la víctima no había hecho completa
expiación por el pecado. Sólo había provisto un medio en virtud
del cual el pecado se transfería al santuario. Al ofrecerse la sangre,
el pecador reconocía la autoridad de la ley, confesaba la culpa de
su transgresión y expresaba su fe en Aquel que había de quitar los
pecados del mundo; pero no quedaba completamente exonerado de
la condenación de la ley.
El día de la expiación, el sumo sacerdote, llevando una ofrenda
por la congregación, entraba en el lugar santisímo con la sangre, y
la rociaba sobre el propiciatorio, encima de las tablas de la ley. En
esa forma los requerimientos de la ley, que exigían la vida del peca-
dor, quedaban satisfechos. Entonces, en su carácter de mediador, el
sacerdote tomaba los pecados sobre sí mismo, y salía del santuario
llevando sobre sí la carga de las culpas de Israel. A la puerta del ta-
bernáculo ponía las manos sobre la cabeza del macho cabrío símbolo
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de Azazel, y confesaba “sobre él todas las iniquidades de los hijos de
Israel, y todas sus rebeliones, y todos sus pecados, poniéndolos así
sobre la cabeza del macho cabrío.” Y cuando el macho cabrío que
llevaba estos pecados era conducido al desierto, se consideraba que
con él se alejaban para siempre del pueblo. Tal era el servicio verifi-
cado como “bosquejo y sombra de las cosas celestiales.”
Hebreos
8:5
.
Como se ha dicho, el santuario terrenal fué construído por Moi-
sés, conforme al modelo que se le mostró en el monte. “Era figura de
aquel tiempo presente, en el cual se ofrecían presentes y sacrificios.”