Página 333 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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La ley y los dos pactos
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instrucciones completas acerca del sistema de sacrificios y ofrendas,
y las formas del culto que debían emplearse en el santuario. De esa
manera se dió a Moisés la ley ceremonial, que fué escrita por él en
un libro. Pero la ley de los diez mandamientos pronunciada desde el
Sinaí había sido escrita por Dios mismo en las tablas de piedra, y
fué guardada sagradamente en el arca.
Muchos confunden estos dos sistemas y se valen de los textos
que hablan de la ley ceremonial para tratar de probar que la ley
moral fué abolida; pero esto es pervertir las Escrituras. La distinción
entre los dos sistemas es clara. El sistema ceremonial se componía
de símbolos que señalaban a Cristo, su sacrificio y su sacerdocio.
Esta ley ritual, con sus sacrificios y ordenanzas, debían los hebreos
seguirla hasta que el símbolo se cumpliera en la realidad de la
muerte de Cristo, Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
Entonces debían cesar todas las ofrendas de sacrificio. Tal es la ley
que Cristo quitó de en medio y clavó en la cruz.
Colosenses 2:14
.
Pero acerca de la ley de los diez mandamientos el salmista de-
clara: “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos.”
Salmos 119:89
. Y Cristo mismo dice: “No penséis que he venido
para abrogar la ley.... De cierto os digo,” y recalca en todo lo posible
su aserto, “que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un
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tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.”
Ma-
teo 5:17, 18
. En estas palabras Cristo enseña, no sólo cuáles habían
sido las demandas de la ley de Dios, y cuáles eran entonces, sino
que además ellas perdurarán tanto como los cielos y la tierra. La ley
de Dios es tan inmutable como su trono. Mantendrá sus demandas
sobre la humanidad a través de todos los siglos.
Respecto a la ley pronunciada en el Sinaí, dice Nehemías: “Sobre
el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y
dísteles
juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos
buenos.”
Nehemías 9:13
. Y Pablo, el apóstol de los gentiles, declara:
“La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y
bueno.” Esta ley no puede ser otra que el Decálogo, pues es la ley
que dice: “No codiciarás.”
Romanos 7:12, 7
.
Si bien la muerte del Salvador puso fin a la ley de los símbolos y
sombras, no disminuyó en lo más mínimo la obligación del hombre
hacia la ley moral. Muy al contrario, el mismo hecho de que fuera