Página 344 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
sacerdotes y los levitas. Más allá de éstos acampaban las demás
tribus.
A los levitas se les confiaba el cuidado del tabernáculo y todo
lo que se relacionaba con él, tanto en el campamento como cuando
se viajaba. Cuando se levantaba el campamento para reanudar la
marcha, eran ellos quienes desarmaban la sagrada tienda; y cuando
se llegaba adonde se había de hacer alto, ellos debían levantarla. A
ninguna persona de otra tribu se le permitía acercarse so pena de
muerte. Los levitas estaban repartidos en tres divisiones, descen-
dientes de los tres hijos de Leví, y cada una tenía asignadas su obra
y posición especiales. Frente al tabernáculo, y cercanas a él, estaban
las tiendas de Moisés y Aarón. Al sur estaban los coatitas, que tenían
la obligación de cuidar del arca y del resto del mobiliario; al norte,
estaban los meraritas, quienes tenían a su cargo las columnas, los
zócalos, las tablas, etc.; atrás estaban los gersonitas a quienes se les
había confiado el cuidado de los velos y del cortinado en general.
Se especificaba también la posición de cada tribu. Cada uno tenía
que marchar y acampar al lado de su propia bandera, tal como lo
había ordenado el Señor: “Los hijos de Israel acamparán cada uno
junto a su bandera, según las enseñas de las casas de sus padres;”
“de la manera que asientan el campo, así caminarán, cada uno en su
lugar, junto a sus banderas.”
Números 2:2, 17
. A la “multitud mixta”
que había acompañado a Israel desde Egipto no se le permitía ocupar
los mismos cuarteles que las tribus, sino que había de habitar en las
afueras del campamento; y sus hijos habían de quedar excluídos de
la comunidad hasta la tercera generación.
Deuteronomio 23:7, 8
.
Se mandó que se observara una limpieza escrupulosa así como
también un orden estricto en todo el campamento y sus inmediacio-
nes. Se impusieron meticulosas medidas sanitarias. La entrada al
campamento estaba prohibida a toda persona que por cualquier cau-
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sa fuese considerada inmunda. Estas medidas eran indispensables
para conservar la salud de aquella enorme multitud; y era necesario
también que reinase perfecto orden y pureza para que Israel pudiese
gozar de la presencia de un Dios santo. Así declaró: “Jehová tu Dios
anda por medio de tu campo, para librarte y entregar tus enemigos
delante de ti; por tanto será tu real santo.”
Vers. 14
.
En todo el peregrinaje de Israel, “el arca de la alianza de Jehová
fué delante de ellos, ... buscándoles lugar de descanso.”
Números