Página 354 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

Basic HTML Version

350
Historia de los Patriarcas y Profetas
mesa del Salvador: “El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de
la doctrina si viene de Dios.”
Juan 7:17
. Y declara por medio del
apóstol Santiago: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría,
demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere;
[404]
y le será dada.”
Santiago 1:5
. Pero la promesa es solamente para
los que quieran seguirle del todo. Dios no fuerza la voluntad de
nadie; por consiguiente, no puede conducir a los que son demasiado
orgullosos para recibir instrucción, que se empeñan en hacer su pro-
pia voluntad. Acerca de quien adolezca duplicidad mental, es decir
quien procura seguir los dictados de su propia voluntad, mientras
profesa seguir la voluntad de Dios, se ha escrito: “No piense pues el
tal hombre que recibirá ninguna cosa del Señor.”
Vers. 7
.
Dios había escogido a Moisés y le había investido de su Espíritu;
y por su murmuración María y Aarón se habían hecho culpables
de deslealtad, no sólo hacia el que fuera designado como su jefe
sino también hacia Dios mismo. Los murmuradores sediciosos fue-
ron convocados al tabernáculo y careados con Moisés. “Entonces
Jehová descendió en la columna de la nube, y púsose a la puerta
del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María.” No negaron sus ase-
veraciones acerca de las manifestaciones del don de profecía por
su intermedio; Dios podía haberles hablado en visiones y sueños.
Pero a Moisés, a quien el Señor mismo declaró “fiel en toda mi
casa,” se le había otorgado una comunión más estrecha. Con
él
Dios
hablaba “boca a boca.” “¿Por qué pues no tuvisteis temor de hablar
contra mi siervo Moisés? Entonces el furor de Jehová se encendió
en ellos; y fuése.” La nube desapareció del tabernáculo como señal
del desagrado de Dios, y María fué castigada. Quedó “leprosa como
la nieve.” A Aarón se le perdonó el castigo, pero el de María fué
una severa reprensión para él. Entonces, humillado hasta el polvo el
orgullo de ambos, Aarón confesó el pecado que habían cometido e
imploró al Señor que no dejara perecer a su hermana por aquel azote
repugnante y fatal. En respuesta a las oraciones de Moisés, se limpió
la lepra de María. Sin embargo, ella fué excluída del campo durante
siete días. Tan sólo cuando quedó desterrada del campamento volvió
el símbolo del favor de Dios a posarse sobre el tabernáculo. En
[405]
consideración a su elevada posición, y en señal de pesar por el golpe
que ella había recibido, todo el pueblo permaneció en Haseroth, en
espera de su regreso.