Página 356 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Capítulo 34—Los doce espías
Este capítulo está basado en Números 13 y 14.
Once días después de abandonar Horeb, la hueste hebrea acampó
en Cades, en el desierto de Parán, cerca de las fronteras de la tierra
prometida. Allí propuso el pueblo que se enviasen espías a reconocer
el país. Moisés presentó el asunto al Señor, y el permiso le fué
concedido con la indicación de elegir para este fin a uno de los jefes
de cada tribu. Los hombres fueron elegidos según lo ordenado, y
Moisés les mandó que fuesen y viesen el país, cómo era, y cuáles
eran su situación y ventajas naturales, qué pueblos moraban allí, si
eran fuertes o débiles, muchos o pocos, y asimismo que observasen
la clase de tierra y su productividad, y que trajesen frutos de ella.
Fueron pues y, entrando por la frontera meridional, procedieron
hacia el extremo septentrional, y reconocieron toda la tierra. Regre-
saron después de una ausencia de cuarenta días. El pueblo abrigaba
grandes esperanzas, y aguardaba en anhelosa expectación. Las noti-
cias del regreso de los espías cundieron de una tribu a otra y fueron
recibidas con exclamaciones de regocijo. El pueblo salió apresura-
damente al encuentro de los mensajeros, que habían regresado sanos
y salvos a pesar de los peligros de su arriesgada empresa. Los espías
habían traído muestras de frutos que revelaban la fertilidad de la
tierra. Era la estación de las uvas, y traían un racimo tan grande que
lo habían de transportar entre dos. También habían traído muestras
de los higos y las granadas que se cosechaban allí en abundancia.
El pueblo se llenó de alborozo ante la perspectiva de entrar en
posesión de una tierra tan buena, y escuchó atentamente los informes
presentados a Moisés para que no se le escapara una sola palabra.
“Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste—principiaron a
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decir los espías,—la que ciertamente fluye leche y miel; y éste es el
fruto de ella.”
Números 13:17-33
. El pueblo se llenó de entusiasmo;
ansiaba obedecer la voz del Señor, e ir inmediatamente a tomar
posesión de la tierra. Pero después de describir la hermosura y la
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