Página 358 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

Basic HTML Version

354
Historia de los Patriarcas y Profetas
Pero los diez, interrumpiéndole, pintaron los obstáculos con co-
lores aun más sombríos que antes. “No podremos subir contra aquel
pueblo—dijeron;—porque es más fuerte que nosotros.” “Todo el
pueblo que vimos en medio de ella, son hombres de grande estatura.
También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes: y
éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les pare-
cíamos a ellos.”
Estos hombres, habiéndose iniciado en una conducta errónea,
se opusieron tercamente a Caleb y Josué, así como a Moisés y a
Dios mismo. Cada paso que daban hacia adelante los volvía más
obstinados. Estaban resueltos a desalentar todos los esfuerzos ten-
dientes a obtener la posesión de Canaán. Tergiversaron la verdad
para apoyar su funesta influencia. “La tierra por donde pasamos
para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores,” manifesta-
ron. No sólo era éste un mal informe, sino que era una mentira y
una inconsecuencia. Los espías habían declarado la tierra fructífera
y próspera, todo lo cual habría sido imposible si el clima hubiese
sido tan malsano que se pudiera decir de la tierra que se tragaba “a
sus moradores.” Pero cuando los hombres entregan su corazón a la
incredulidad, se colocan bajo el dominio de Satanás, y nadie puede
decir hasta dónde los llevará.
“Entonces toda la congregación alzaron grita, y dieron voces:
y el pueblo lloró aquella noche.” A esto siguió pronto la rebelión
abierta y el amotinamiento; porque Satanás ejercía absoluto dominio,
[410]
y el pueblo parecía estar privado de razón. Maldijeron a Moisés
y a Aarón, olvidando que Dios oía sus inicuos discursos, y que,
envuelto en la columna de nube, el Angel de su presencia era testigo
de su terrible explosión de ira. Con amargura clamaron: “¡Ojalá
muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto!” Luego sus
sentimientos se exacerbaron contra Dios: “¿Por qué nos trae Jehová
a esta tierra para caer a cuchillo, y que nuestras mujeres y nuestros
chiquitos sean por presa? ¿no nos sería mejor volvernos a Egipto? Y
decían el uno al otro: Hagamos un capitán, y volvámonos a Egipto.”
En esa forma no sólo acusaron a Moisés, sino también a Dios mismo,
de haberlos engañado, al prometerles una tierra que ellos no podían
poseer. Y llegaron hasta el punto de nombrar un capitán que los
llevara de vuelta a la tierra de su sufrimiento y esclavitud, de la cual
habían sido libertados por el brazo poderoso del Omnipotente.