Página 381 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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En el desierto
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Ezequiel 20:13-24
. Y esto se enumeró entre los motivos por los
cuales se excluía a la primera generación de la tierra prometida.
Pero sus hijos no aprendieron la lección. Tal fué su negligencia del
sábado durante los cuarenta años de peregrinaciones, que a pesar
de que Dios no les impidió entrar en Canaán, declaró que serían
diseminados entre los paganos después de establecerse en la tierra
prometida.
De Cades los hijos de Israel habían regresado al desierto; y una
vez terminada su estada allí, “llegaron ... toda la congregación, al
desierto de Zin, en el mes primero, y asentó el pueblo en Cades.”
Números 20:1
.
Allí murió y fué sepultada María. Tal fué la suerte de los millones
que con grandes esperanzas salieron de Egipto. De la escena de
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regocijo a orillas del mar Rojo, cuando Israel salió con cantos y
danzas a celebrar el triunfo de Jehová, llegaron a la sepultura del
desierto, fin de toda una vida de peregrinación. El pecado había
arrebatado de sus labios la copa de la bendición. ¿Aprendería la
próxima generación la lección?
“Con todo esto pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravi-
llas.... Si los mataba, entonces buscaban a Dios; entonces se volvían
solícitos en busca suya. Y acordábanse que Dios era su refugio, y el
Dios Alto su redentor.” Pero no se volvían a Dios con un propósito
sincero. Aunque al verse atacados y amenazados por sus enemi-
gos, pedían la ayuda del único que podía librarlos, “sus corazones
no eran rectos con él, ni estuvieron firmes en su pacto. Empero él
misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía: y abundó
para apartar su ira.... Y acordóse que eran carne; soplo que va y no
vuelve.”
Salmos 78:32-35, 37-39
.
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