Página 414 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
“Y el ángel de Jehová pasó más allá, y púsose en una angostura,
donde no había camino para apartarse ni a diestra ni a siniestra.”
Apareció el ángel, como anteriormente, en actitud amenazadora, y el
pobre animal, temblando de terror, se detuvo por completo, y cayó
al suelo debajo de su amo. La ira de Balaam no conoció límites, y
con su vara golpeó al animal aun más cruelmente que antes. Dios
abrió entonces la boca a la burra, y la “bestia de carga, hablando en
voz de hombre, refrenó la locura del profeta.”
2 Pedro 2:16
. “¿Qué
te he hecho, que me has herido estas tres veces?” dijo.
Lleno de ira al verse así estorbado en su viaje, Balaam contestó
a la bestia como si ésta fuese un ser racional: “Porque te has burlado
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de mí: ¡ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataríal”
¡Allí estaba un hombre que se hacía llamar mago, que iba de camino
para pronunciar una maldición sobre un pueblo con el objeto de
paralizarle su fuerza, en tanto que no tenía siquiera poder suficiente
para matar el animal en que montaba!
Los ojos de Balaam fueron entonces abiertos, y vió al ángel de
Dios de pie con la espada desenvainada, listo para darle muerte.
Aterrorizado, “hizo reverencia, e inclinóse sobre su rostro.” El ángel
le dijo: “¿Por qué has herido tu asna estas tres veces? he aquí yo he
salido para contrarrestarte, porque tu camino es perverso delante de
mí: el asna me ha visto, y hase apartado luego de delante de mí estas
tres veces: y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te
mataría a ti, y a ella dejaría viva.”
Balaam debió la conservación de su vida al pobre animal tan
cruelmente tratado por él. El hombre que alegaba ser profeta del
Señor, el que declaraba ser “varón de ojos abiertos,” y “que vió
la visión del Omnipotente,” estaba tan cegado por la codicia y la
ambición, que no pudo discernir al ángel de Dios que era visible
para su bestia. “El dios de este siglo cegó los entendimientos de los
incrédulos.”
2 Corintios 4:4
. ¡Cuántos son así cegados! Se precipitan
por sendas prohibidas, traspasan la divina ley, y no pueden reconocer
que Dios y sus ángeles se les oponen. Como Balaam, se airan contra
los que procuran evitar su ruina.
Por la manera en que tratara su bestia, Balaam había demostrado
qué espíritu le dominaba. “El justo atiende a la vida de su bestia:
mas las entrañas de los impíos son crueles.”
Proverbios 12:10
. Pocos
comprenden debidamente cuán inicuo es abusar de los animales