Página 420 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
Otra vez el Espíritu de Dios asentó sobre él, y brotó de sus labios el
divino mensaje:
“¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob,
Tus habitaciones, oh Israel!
Como arroyos están extendidas,
Como huertos junto al río,
Como lináloes plantados por Jehová,
Como cedros junto a las aguas,
De sus manos destilarán aguas,
Y su simiente será en muchas aguas:
Y ensalzarse ha su rey más que Agag,
Y su reino será ensalzado....
Se encorvará para echarse como león, y como leona;
¿Quien lo despertará?
Benditos los que te bendijeren,
Y malditos los que te maldijeren.”
La prosperidad del pueblo de Dios se presenta aquí mediante
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algunas de las más bellas figuras ofrecidas por la naturaleza. El
profeta compara a Israel a los valles fértiles cubiertos de abundantes
cosechas; a huertos florecientes regados por manantiales inagotables;
al perfumado árbol de sándalo y al majestuoso cedro. Esta última
figura es una de las más hermosas y apropiadas que se encuentran
en la Palabra inspirada. El cedro del Líbano era honrado por todos
los pueblos del Oriente. El género de árboles al que pertenece se
encuentra dondequiera que el hombre haya ido, por toda la tierra.
Florecen desde las regiones árticas hasta las zonas tropicales, y si
bien gozan del calor, saben arrostrar el frío; brotan exuberantes en
las orillas de los ríos, y no obstante, se elevan majestuosamente
sobre el páramo árido y sediento. Clavan sus raíces profundamente
entre las rocas de las montañas, y audazmente desafían la tempestad.
Sus hojas se mantienen frescas y verdes cuando todo lo demás ha
perecido bajo el soplo del invierno. Sobre todos los demás árboles,
el cedro del Líbano se distingue por su fuerza, su firmeza, su vigor
perdurable; y se lo usa como símbolo de aquellos cuya vida “está
escondida con Cristo en Dios.”
Colosenses 3:3
. Las Escrituras dicen:
“El justo florecerá como la palma: crecerá como cedro en el Líbano.”