Página 434 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
asistente de Moisés por mucho tiempo; y siendo hombre de sabiduría,
capacidad y fe, se le escogió para que le sucediera.
Por la imposición de las manos de que le hizo objeto Moisés al
mismo tiempo que le hacía recomendaciones impresionantes, Josué
fué consagrado solemnemente caudillo de Israel. También se le
admitió entonces a participar en el gobierno. Moisés transmitió al
pueblo las palabras del Señor relativas a Josué: “El estará delante de
Eleazar el sacerdote, y a él preguntará por el juicio del Urim delante
de Jehová: por el dicho de él saldrán, y por el dicho de él entrarán,
él, y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación.”
Vers.
21
.
Antes de abandonar su puesto como jefe visible de Israel, Moisés
recibió la orden de repetirle la historia de su libramiento de Egipto y
de sus peregrinaciones a través de los desiertos, como también de
darle una recapitulación de la ley promulgada desde el Sinaí. Cuando
se dió la ley, eran pocos los miembros de la congregación presente
que tenían suficiente edad para comprender la terrible y grandiosa
solemnidad de la ocasión. Como pronto iban a cruzar el Jordán y
tomar posesión de la tierra prometida, Dios quería presentarles las
exigencias de su ley, e imponerles la obediencia como condición
previa para obtener prosperidad.
Moisés se presentó ante el pueblo con el objeto de repetirle sus
últimas advertencias y amonestaciones. Una santa luz iluminaba
su rostro. La edad había encanecido su cabello; pero su cuerpo se
mantenía erguido, su fisonomía expresaba el vigor robusto de la
salud, y tenía los ojos claros y penetrantes. Era aquélla una ocasión
importante y solemne, y con profunda emoción describió al pueblo
el amor y la misericordia de su Protector todopoderoso:
“Pregunta ahora de los tiempos pasados, que han sido antes de
ti, desde el día que crió Dios al hombre sobre la tierra, y desde el
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un cabo del cielo al otro, si se ha hecho cosa semejante a esta gran
cosa, o se haya oído otra como ella. ¿Ha oído pueblo la voz de Dios,
que hablase de en medio del fuego, como tú la has oído, y vivido?
¿O ha Dios probado a venir a tomar para sí gente de en medio de
otra gente, con pruebas, con señales, con milagros, y con guerra, y
mano fuerte, y brazo extendido, y grandes espantos, según todas las
cosas que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus