Página 436 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
en ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y
dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, gente grande es ésta.”
Deuteronomio 4:5, 6
.
Moisés recordó al pueblo el “día que estuviste delante de Jehová
tu Dios en Horeb.” Y le desafió así: “¿Qué gente grande hay que
tenga los dioses cercanos a sí, como lo está Jehová nuestro Dios
en todo cuanto le pedimos? Y ¿qué gente grande hay que tenga
estatutos y derechos justos, como es toda esta ley que yo pongo hoy
delante de vosotros?”
Deuteronomio 4:10, 7, 8
. Muy bien podría
repetirse hoy el reto lanzado a Israel. Las leyes que Dios dió antaño
a su pueblo eran más sabias, mejores y más humanas que las de
las naciones más civilizadas de la tierra. Las leyes de las naciones
tienen las características de las debilidades y pasiones del corazón
irregenerado, mientras que la ley de Dios lleva el sello divino.
“Jehová os tomó, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto,
para que le seáis por pueblo de heredad como en este día” (
vers.
20
), declaró Moisés. La tierra en la cual estaban por entrar, y que
había de pertenecerles con tal que obedeciesen estrictamente a la ley
de Dios, les fué descrita en estas palabras que debieron enternecer
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los corazones de los israelitas, cuando recordaban que quien tan
brillantemente les pintaba las bendiciones de la buena tierra, había
sido, por causa del pecado de ellos, excluido de la herencia de su
pueblo:
“Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra,” “no es como la
tierra de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu simiente,
y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza. La tierra a la cual
pasáis para poseerla, es tierra de montes y de vegas; de la lluvia del
cielo ha de beber las aguas;” “tierra de arroyos, de aguas, de fuentes,
de abismos que brotan por vegas y montes; tierra de trigo y cebada, y
de vides, e higueras, y granados; tierra de olivas, de aceite, y de miel;
tierra en la cual no comerás el pan con escasez, no te faltará nada
en ella; tierra que sus piedras son hierro, y de sus montes cortarás
metal;” “tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre
ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el
fin de él.”
Deuteronomio 8:7-9; 11:10-12
.
“Y será, cuando Jehová tu Dios te hubiere introducido en la
tierra que juró a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, que te daría;
en ciudades grandes y buenas que tú no edificaste, y casas llenas de