Página 438 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
de tu corazón con que estarás amedrentado, y por lo que verán tus
ojos.”
Por el Espíritu de la inspiración, Moisés, mirando a través de
lejanas edades, describió las terribles escenas del derrocamiento
final de Israel como nación, y la destrucción de Jerusalén por los
ejércitos de Roma: “Jehová traerá sobre ti gente de lejos, del cabo
de la tierra, que vuele como águila, gente cuya lengua no entiendas;
gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano, ni perdonará
al niño.”
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El asolamiento completo de la tierra y los horribles sufrimientos
que el pueblo habría de soportar durante el sitio de Jerusalén por
los ejércitos de Tito, muchos siglos más tarde, fueron pintados vívi-
damente: “Comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra, hasta
que perezcas: ... y te pondrá cerco en todas tus ciudades, hasta que
caigan tus muros altos y encastillados en que tú confías, en toda tu
tierra.... Comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus hijos y de tus
hijas que Jehová tu Dios te dió, en el cerco y en el apuro con que te
angustiará tu enemigo.” “La tierna y la delicada entre vosotros, que
nunca la planta de su pie probó a sentar sobre la tierra, de ternura
y delicadeza, su ojo será maligno para con el marido de su seno, ...
y para con sus hijos que pariere; pues los comerá escondidamente,
a falta de todo, en el cerco y en el apuro con que tu enemigo te
oprimirá en tus ciudades.”
Moisés cerró su discurso con estas palabras conmovedoras: “A
los cielos y la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os
he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición;
escoge pues la vida, porque vivas tú y tu simiente: que ames a Jehová
tu Dios, que oigas su voz, y te allegues a él; porque él es tu vida, y
la longitud de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró
Jehová a tus padres Abraham, Isaac, y Jacob, que les había de dar.”
Deuteronomio 30:19, 20
.
Para grabar más profundamente estas verdades en la mente de
todos, el gran caudillo las puso en versos sagrados. Ese canto fué
no sólo histórico, sino también profético. Al paso que narraba cuán
maravillosamente Dios había obrado con su pueblo en lo pasado,
predecía los grandes acontecimientos futuros, la victoria final de los
fieles cuando Cristo vuelva con poder y gloria. Se le mandó al pue-
blo que aprendiera de memoria este poema histórico y lo enseñara a