La repetición de la ley
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sus hijos y a los hijos de sus hijos. Debía cantarlo la congregación
cuando se reunía para el culto, y debían repetirlo sus miembros indi-
viduales mientras se ocupaban en sus tareas cotidianas. Tenían los
padres la obligación de grabar estas palabras en la mente susceptible
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de sus hijos de tal manera que jamás las olvidaran.
Puesto que los israelitas habían de ser, en un sentido especial,
los guardianes y depositarios de la ley de Dios, era necesario que el
significado de sus preceptos y la importancia de la obediencia les
fuesen inculcados en forma especial a ellos y por su medio a sus
hijos y a los hijos de sus hijos. El Señor mandó con respecto a las
palabras de sus estatutos: “Las repetirás a tus hijos, y hablarás de
ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y
cuando te levantes: ... y las escribirás en los postes de tu casa, y en
tus portadas.”
Deuteronomio 6:7-9
.
Cuando sus hijos les preguntasen en el futuro: “¿Qué significan
los testimonios, y estatutos, y derechos, que Jehová nuestro Dios os
mandó?” debían los padres repetirles la historia de cuán bondadosa-
mente Dios los había tratado, de cómo el Señor había obrado para
librarlos a fin de que ellos pudieran obedecer su ley, y debían decla-
rarles: “Mandónos Jehová que ejecutásemos todos estos estatutos, y
que temamos a Jehová nuestro Dios, porque nos vaya bien todos los
días, y para que nos dé vida, como hoy. Y tendremos justicia cuando
cuidáremos de poner por obra todos estos mandamientos delante de
Jehová nuestro Dios, como él nos ha mandado.”
Vers. 20-25
.
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