Página 49 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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El plan de redención
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aceptarse como sacrificio por la transgresión de ellos. Ninguno de
sus preceptos podía abolirse o cambiarse para ajustarse al hombre
en su condición caída; pero el Hijo de Dios, que había creado al
hombre, podía expiar su falta. Así como la transgresión de Adán
había traído desgracia y muerte, el sacrificio de Cristo traería vida e
inmortalidad.
No sólo el hombre sino también la tierra había caído por el peca-
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do bajo el dominio del maligno, y había de ser restaurada mediante
el plan de la redención. Al ser creado, Adán recibió el señorío de la
tierra. Pero al ceder a la tentación, cayó bajo el poder de Satanás.
Y “el que es de alguno vencido, es sujeto a la servidumbre del que
lo venció.”
2 Pedro 2:19
. Cuando el hombre cayó bajo el cautiverio
de Satanás, el dominio que antes ejercía pasó a manos de su con-
quistador. De esa manera Satanás llegó a ser “el dios de este siglo.”
2 Corintios 4:4
. El había usurpado el dominio que originalmente
fué otorgado a Adán. Pero Cristo, mediante su sacrificio, al pagar
la pena del pecado, no sólo redimiría al hombre, sino que también
recuperaría el dominio que éste había perdido. Todo lo que perdió el
primer Adán será recuperado por el segundo. El profeta dijo: “Oh
torre del rebaño, la fortaleza de la hija de Sión vendrá hasta ti: y el
señorío primero.”
Miqueas 4:8
. Y el apóstol Pablo dirige nuestras
miradas hacia “la redención de la posesión adquirida.”
Efesios 1:14
.
Dios creó la tierra para que fuese la morada de seres santos y felices.
El Señor “que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la crió
en vano, para que fuese habitada la crió.”
Isaías 45:18
. Ese propósito
será cumplido, cuando sea renovada mediante el poder de Dios y
libertada del pecado y el dolor; entonces se convertirá en la morada
eterna de los redimidos. “Los justos heredarán la tierra, y vivirán
para siempre sobre ella.” “Y no habrá más maldición; sino que el
trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán.”
Salmos 37:29
;
Apocalipsis 22:3
.
Mientras fuera inocente, Adán había gozado de abierta comunión
con su Hacedor; pero el pecado produjo separación entre Dios y el
hombre, y sólo la expiación de Cristo podía salvar el abismo, y hacer
posible la transmisión de las bendiciones de la salvación entre el
cielo y la tierra. El hombre tenía vedada la comunicación directa con
su Creador, pero Dios se comunicaría con él por medio de Cristo y
de los ángeles.
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