Página 496 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
Las contribuciones que se les exigían a los hebreos para fines
religiosos y de caridad representaban por lo menos la cuarta parte
de su renta o entradas. Parecería que tan ingente leva de los recursos
del pueblo hubiera de empobrecerlo; pero, muy al contrario, la fiel
observancia de estos reglamentos era uno de los requisitos que se les
imponía para tener prosperidad. A condición de que le obedecieran,
Dios les hizo esta promesa: “Increparé también por vosotros al de-
vorador, y no os corromperá el fruto de la tierra; ni vuestra vid en el
campo abortará.... Y todas las gentes os dirán bienaventurados; por-
que seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.”
Malaquías
3:11, 12
.
En los días del profeta Haggeo se vió una sorprendente ilustra-
ción de los resultados que produce el privar egoístamente la causa
de Dios aun de las ofrendas voluntarias. Después de regresar del
cautiverio de Babilonia, los judíos emprendieron la reconstrucción
del templo de Jehová; pero al tropezar con una resistencia obstinada
de parte de sus enemigos, abandonaron la obra; y una severa sequía
que los redujo a una escasez verdadera los convenció de que era
imposible terminar la construcción del templo. Dijeron: “No es aún
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venido el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.”
(Véase Haggeo 1, 2.)
Pero el profeta del Señor les envió un mensaje: “¿Es para voso-
tros tiempo, para vosotros, de morar en vuestras casas enmaderadas,
y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Pensad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y encerráis
poco; coméis, y no os hartáis; bebéis, y no os saciáis; os vestís,
y no os calentáis, y el que anda a jornal recibe su jornal en trapo
horadado.” Y luego se daba la razón de todo esto: “Buscáis mucho,
y halláis poco; y encerráis en casa, y soplo en ello. ¿Por qué? dice
Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno
de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos
sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la
sequedad sobre esta tierra, y sobre los montes, y sobre el trigo, y
sobre el vino, y sobre el aceite, y sobre todo lo que la tierra produce,
y sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de
manos.” “Antes que fuesen estas cosas, venían al montón de veinte
hanegas, y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta cántaros