El primer rey de Israel
581
Samuel no dejó al pueblo en el desaliento, pues éste habría im-
pedido todo esfuerzo por vivir mejor. Satanás los habría inducido a
considerar a Dios como severo e implacable, y así habrían quedado
expuestos a múltiples tentaciones. Dios es misericordioso y perdo-
nador, y desea siempre manifestar favor hacia su pueblo cuando éste
obedece a su voz. “No temáis—fué el mensaje que Dios envió por
medio de su siervo:—vosotros habéis cometido todo este mal; mas
con todo eso no os apartéis de en pos de Jehová, sino servid a Jehová
con todo vuestro corazón: no os apartéis en pos de las vanidades,
que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. Pues Jehová no
desamparará a su pueblo.”
Nada dijo Samuel acerca del desprecio que él había sufrido;
ni reprochó a Israel la ingratitud con la cual le había retribuido
toda una vida de devoción. Antes le prometió seguir interesándose
incesantemente por él: “Así que, lejos sea de mí que peque yo contra
Jehová cesando de rogar por vosotros; antes yo os enseñaré por el
camino bueno y derecho. Solamente temed a Jehová, y servidle de
verdad con todo vuestro corazón, porque considerad cuán grandes
cosas ha hecho con vosotros. Mas si perseverareis en hacer mal,
vosotros y vuestro rey pereceréis.”
[669]