Página 616 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
Había un tono de intrepidez en su voz y una mirada de triunfo
y regocijo en su bello semblante. Este discurso, pronunciado con
voz clara y musical, resonó por los aires, y lo oyeron distintamente
los millares que escuchaban, convocados para la guerra. La ira de
Goliat llegó al extremo. Furiosamente, empujó hacia atrás el yelmo
que le protegía la frente, y corrió para vengarse de su adversario.
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El hijo de Isaí se estaba preparando para recibir a su enemigo. “Y
aconteció que, como el Filisteo se levantó para ir y llegarse contra
David, David se dió priesa, y corrió al combate contra el Filisteo.
Y metiendo David su mano en el saco, tomó de allí una piedra, y
tirósela con la honda, e hirió al Filisteo en la frente: y la piedra
quedó hincada en la frente, y cayó en tierra sobre su rostro.”
El asombro cundió entre las filas de los dos ejércitos. Habían
estado seguros de que David perecería; pero cuando la piedra cruzó
el aire zumbando y dió de lleno en el blanco, vieron al poderoso
guerrero temblar y extender las manos, como herido de una ceguera
repentina. El gigante se tambaleó y como una encina herida cayó
al suelo. David no se demoró un solo instante. Se lanzó sobre el
postrado filisteo y asió con las dos manos la pesada espada de
Goliat. Un momento antes el gigante se había jactado de que con
ella separaría la cabeza de los hombros del joven, y daría su cuerpo
a las aves del cielo. Ahora el arma se elevó en el aire, y la cabeza del
jactancioso rodó apartándose del tronco, y un grito de triunfo subió
del campamento de Israel.
El pánico se apoderó de los filisteos, y la consiguiente confusión
resultó en una retirada precipitada. Los gritos de los hebreos victo-
riosos repercutían por las cumbres de las montañas, mientras corrían
apresuradamente detrás de sus enemigos que huían; y “siguieron
a los Filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y
cayeron heridos de los Filisteos por el camino de Saraim, hasta Gath
y Ecrón. Tornando luego los hijos de Israel de seguir los Filisteos,
despojaron su campamento. Y David tomó la cabeza del Filisteo, y
trájola a Jerusalem, mas puso sus armas en su tienda.”
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