Página 617 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Capítulo 64—David fugitivo
Este capítulo está basado en 1 Samuel 18 y 22.
Después de la muerte de Goliat, Saúl retuvo a David consigo y
rehusó permitirle que volviera a la casa de su padre. Y sucedió que
“el alma de Jonathán fué ligada con la de David, y amólo Jonathán
como a su alma.” Véase
1 Samuel 18-22
. Mediante un pacto, Jonatán
y David se comprometieron a estar unidos como hermanos; y el hijo
del rey “se desnudó la ropa que tenía sobre sí, y dióla a David, y
otras ropas suyas, hasta su espada, y su arco, y su talabarte.” A David
se le confiaron responsabilidades importantes; sin embargo conservó
su modestia y se ganó el afecto del pueblo así como también el de la
casa real.
“Y salía David a donde quiera que Saúl le enviaba, y portábase
prudentemente. Hízolo por tanto Saúl capitán de gente de guerra.”
David era prudente y fiel, y era evidente que le acompañaba la ben-
dición de Dios. Saúl se daba cuenta a veces de su propia incapacidad
para gobernar a Israel, y comprendía que el reino estaría más seguro
mientras él mismo estuviese relacionado con quien recibiera instruc-
ciones del Señor. Esperaba también que su relación con David le
sirviera de salvaguardia. Puesto que David era favorecido y escu-
dado por el Señor, podía ser su presencia una protección para Saúl
cuando salía a la guerra con él.
La providencia de Dios había relacionado a David con Saúl. El
puesto que ocupaba David en la corte le había de impartir cono-
cimiento de los asuntos y preparar su grandeza futura. Le pondría
en situación de ganarse la confianza de la nación. Las vicisitudes y
las dificultades que le sucedieran a causa de la enemistad de Saúl
le conducirían a sentir su dependencia de Dios y a depositar toda
su confianza en él. Y la amistad de Jonatán con David provenía
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también de la providencia de Dios con el fin de conservar la vida al
futuro soberano de Israel. En todas estas cosas, Dios desarrollaba
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