La magia antigua y moderna
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muertos. Los que practicaban las artes de la necromancia aseveraban
tener relaciones con los espíritus de los difuntos, y obtener de ellos
un conocimiento de los acontecimientos futuros. A esta costumbre
de consultar a los muertos se alude en la profecía de Isaías: “Y si
os dijeren: Preguntad a los pythones y a los adivinos, que susurran
hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Apelará
por los vivos a los muertos?”
Isaías 8:19
.
Esta misma creencia en la posibilidad de comunicarse con los
muertos era la piedra angular de la idolatría pagana. Se creía que los
dioses de los paganos eran los espíritus deificados de héroes desapa-
recidos. La religión de los paganos era así un culto a los muertos. Las
Escrituras lo evidencian. Al relatar el pecado de Israel en Beth-peor
nos dice: “Y reposó Israel en Sittim, y el pueblo empezó a fornicar
con las hijas de Moab: las cuales llamaron al pueblo a los sacrificios
de sus dioses: y el pueblo comió, e inclinóse a sus dioses. Y llegóse
el pueblo a Baal-peor.”
Números 25:1-3
. El salmista nos dice a qué
clase de dioses eran ofrecidos esos sacrificios. Hablando de la misma
apostasía de los israelitas, dice: “Allegáronse asimismo a Baalpeor,
y
comieron los sacrificios de los muertos”
(
Salmos 106:28
), es decir,
sacrificios que habían sido ofrecidos a los difuntos.
La deificación de los muertos ocupaba un lugar preeminente
en casi todo sistema pagano, como también lo ocupaba la supuesta
comunión con los muertos. Se creía que los dioses comunicaban su
voluntad a los hombres, y que, cuando los consultaban, les daban
consejos. De esta índole eran los famosos oráculos de Grecia y de
Roma.
La creencia en la comunión con los muertos prevalece aún hoy
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día, hasta entre los pueblos que profesan ser cristianos. Bajo el nom-
bre de espiritismo, la práctica de comunicarse con seres que dicen
ser los espíritus de los desaparecidos se ha generalizado mucho.
Tiende a conquistar la simpatía de quienes perdieron seres queridos.
A veces se presentan a ciertas personas seres espirituales en la forma
de sus amigos difuntos, y les describen incidentes relacionados con
la vida de ellos, o realizan actos que ejecutaban mientras vivían. En
esta forma inducen a los hombres a creer que sus amigos difuntos
son ángeles, que se ciernen sobre ellos y se comunican con ellos. Los
seres que son así considerados como espíritus de los desaparecidos,