Página 665 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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David llevado al trono
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la posición de los asesinos—pues Abisaí, hermano de Joab, se le
había unido en el hecho,—David no pudo castigar el crimen con
justa retribución; pero repudió públicamente el aborrecible hecho
sangriento. El entierro de Abner se hizo con honores públicos. Se
requirió del ejército encabezado por Joab, que tomara parte en los
funerales, con hábitos rasgados y vistiendo sacos. El rey manifestó
su dolor ayunando durante el día del entierro. Siguió el féretro como
principal doliente; y en la tumba de él pronunció una elegía que fué
un duro reproche para los asesinos. “Y endechando el rey al mismo
Abner, decía:
“¿Murió Abner como muere un villano?
Tus manos no estaban atadas,
Ni tus pies ligados con grillos:
Caíste como los que caen delante de malos hombres.”
El reconocimiento magnánimo por parte de David del valor de
quien había sido su enemigo acérrimo, le ganó la confianza y la
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admiración de todo Israel. “Súpolo así todo el pueblo, y plugo en sus
ojos; porque todo lo que el rey hacía parecía bien en ojos de todo el
pueblo. Y todo el pueblo y todo Israel entendieron aquel día, que no
había venido del rey que Abner hijo de Ner muriese.” En el círculo
privado de sus consejeros y asistentes de confianza, el rey habló del
crimen, y, reconociendo que no le era posible castigar a los asesinos,
como lo deseaba, les dejó a la justicia de Dios: “¿No sabéis que ha
caído hoy en Israel un príncipe, y grande? Que yo ahora aun soy
tierno rey ungido; y estos hombres, los hijos de Sarvia, muy duros
me son: Jehová dé el pago al que mal hace, conforme a su malicia.”
Abner había sido sincero en sus ofrecimientos a David, pero sus
móviles eran viles y egoístas. Se había opuesto obstinadamente al
rey que Dios había designado, con la esperanza de obtener mucho
honor para sí. El resentimiento, el orgullo herido y la ira fueron los
motivos que le indujeron a abandonar la causa que por tanto tiempo
había servido; y al pasarse a las filas de David esperaba recibir el
puesto de más honor en su servicio. Si hubiera tenido éxito en su
propósito, sus talentos y su ambición, su gran influencia y su falta
de piedad, habrían hecho peligrar el trono de David así como la paz
y prosperidad de la nación.