Página 710 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Capítulo 73—Los últimos años de David
Este capítulo está basado en 2 Samuel 24; 1 Reyes 1; 1 Crónicas 21;
28 y 29.
La derrota de Absalón no trajo inmediatamente la paz al reino.
Era tan grande la parte de la nación que se había unido a la rebelión,
que David no quiso volver a la capital ni reasumir su autoridad sin
que las tribus le invitasen a hacerlo. En la confusión que siguió
a la derrota de Absalón, no se tomaron providencias inmediatas y
decididas para llamar al rey, y cuando al fin la tribu de Judá inició el
plan de hacer volver a David, se despertaron los celos de las otras
tribus, y como consecuencia se desató una contrarrevolución. Pero
ésta fué rápidamente sofocada, y la paz volvió a reinar en Israel.
La historia de David ofrece uno de los más impresionantes testi-
monios que jamás se hayan dado con respecto a los peligros con que
amenazan al alma el poder, la riqueza y los honores, las cosas que
más ansiosamente codician los hombres. Pocos son los que pasaron
alguna vez por una experiencia mejor adaptada para prepararlos para
soportar una prueba semejante. La juventud de David como pastor,
con sus lecciones de humildad, de trabajo paciente y de cuidado
tierno por los rebaños, la comunión con la naturaleza en la sole-
dad de las colinas, que desarrolló su genio para la música y para la
poesía, y dirigió sus pensamientos hacia su Creador; la prolongada
disciplina de su vida en el desierto, que le hacían manifestar valor,
fortaleza, paciencia y fe en Dios, habían sido cosas de las que el Se-
ñor se valió en su preparación para ocupar el trono de Israel. David
había tenido preciosas indicaciones del amor de Dios y había sido
abundantemente dotado de su Espíritu; en la historia de Saúl había
visto cuán absolutamente inútil es la sabiduría meramente humana.
No obstante, el éxito y los honores mundanos habían debilitado tanto
el carácter de David que repetidamente fué vencido por el tentador.
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Las relaciones con los pueblos paganos provocaron un deseo
de seguir las costumbres nacionales de éstos, y encendieron una
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