Página 711 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Los últimos años de David
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ambición de grandeza terrenal. Como pueblo de Jehová, Israel había
de recibir honores; pero a medida que aumentaron su orgullo y con-
fianza en sí, los israelitas no se conformaron con esa preeminencia.
Se preocupaban más por su posición entre las otras naciones. Este
espíritu no podía menos que atraer tentaciones.
Con el objeto de extender sus conquistas entre las naciones ex-
tranjeras, David decidió aumentar su ejército y requerir servicio
militar de todos los que tuviesen edad apropiada. Para llevar a cabo
este proyecto, fué necesario hacer un censo de la población. El orgu-
llo y la ambición fueron lo que motivó esta acción del rey. El censo
del pueblo revelaría el contraste que había entre la debilidad del
reino cuando David ascendió al trono y su fortaleza y prosperidad
bajo su gobierno. Esto tendería aun más a fomentar la ya excesiva
confianza en sí que sentían tanto el rey como el pueblo. Las Escritu-
ras dicen: “Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que
contase a Israel.” Véase
1 Crónicas 21
. La prosperidad de Israel bajo
el gobierno de David se debía más a la bendición de Dios que a la
habilidad de su rey o a la fortaleza de su ejército. Pero el aumento
de las fuerzas militares del reino daría a las naciones vecinas la
impresión de que Israel confiaba en sus ejércitos, y no en el poder
de Jehová.
Aunque el pueblo de Israel sentía orgullo de su grandeza nacio-
nal, no vió con buenos ojos el proyecto de David de extender tanto
el servicio militar. La leva propuesta causó mucho descontento; en
consecuencia se creyó necesario emplear los oficiales militares en
lugar de los sacerdotes y magistrados que anteriormente habían to-
mado el censo. El objeto de esta empresa era directamente contrario
a los principios de la teocracia. Aun Joab protestó a pesar de que
hasta entonces se había mostrado tan sin escrúpulos. Dijo él: “Añada
Jehová a su pueblo cien veces otros tantos. Rey señor mío, ¿no son
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todos estos siervos de mi señor? ¿para qué procura mi señor esto,
que será pernicioso a Israel? Mas el mandamiento del rey pudo más
que Joab. Salió por tanto Joab, y fué por todo Israel; y volvió a
Jerusalem.”
Aun no se había terminado el censo, cuando David se convenció
de su pecado. Condenándose a sí mismo, dijo: “He pecado grave-
mente en hacer esto: ruégote que hagas pasar la iniquidad de tu
siervo, porque yo he hecho muy locamente.”