Página 712 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
A la mañana siguiente el profeta Gad le trajo a David un mensaje:
“Así ha dicho Jehová: Escógete, o tres años de hambre; o de ser por
tres meses deshecho delante de tus enemigos, y que la espada de
tus adversarios te alcance; o por tres días la espada de Jehová y
pestilencia en la tierra, y que el ángel de Jehová destruya en todo
el término de Israel: mira pues qué he de responder al que me ha
enviado.”
La contestación del rey fué: “En grande angustia estoy: ruego que
caiga en la mano de Jehová, porque sus miseraciones son muchas, y
que no caiga yo en manos de hombres.”
2 Samuel 24:14
.
La tierra fué herida por una pestilencia, que destruyó a setenta mil
personas en Israel. La pestilencia no había llegado a la capital cuando
“alzando David sus ojos, vió al ángel de Jehová, que estaba entre el
cielo y la tierra, teniendo una espada desnuda en su mano, extendida
contra Jerusalem. Entonces David y los ancianos se postraron sobre
sus rostros, cubiertos de sacos.” El rey imploró a Dios en favor de
Israel: “¿No soy yo el que hizo contra el pueblo? Yo mismo soy el
que pequé, y ciertamente he hecho mal; mas estas ovejas, ¿qué han
hecho? Jehová Dios mío, sea ahora tu mano contra mí, y contra la
casa de mi padre, y no haya plaga en tu pueblo.”
La realización del censo había causado desafecto entre el pueblo;
pero éste había participado de los mismos pecados que motivaron
la acción de David. Así como el Señor, por medio del pecado de
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Absalón, trajo castigos sobre David, por medio del error de David,
castigó los pecados de Israel.
El ángel exterminador se había detenido en las inmediaciones de
Jerusalén. Estaba en el monte Moria, “en la era de Ornán Jebuseo.”
Por indicación del profeta, David fué a la montaña, y edificó allí
un altar a Jehová, “y ofreció holocaustos y sacrificios pacíficos, e
invocó a Jehová, el cual le respondió por fuego de los cielos en el
altar del holocausto.” “Y Jehová se aplacó con la tierra, y cesó la
plaga de Israel.”
2 Samuel 24:25
.
El sitio en que se construyó el altar, que de allí en adelante había
de considerarse como tierra santa para siempre, fué obsequiado
al rey por Ornán. Pero el rey se negó a recibirlo. “No, sino que
efectivamente la compraré por su justo precio: porque no tomaré
para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me
cueste. Y dió David a Ornán por el lugar seiscientos siclos de oro