Página 716 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
La asamblea respondió con buena voluntad. “Entonces los prín-
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cipes de las familias, y los príncipes de las tribus de Israel, tribunos
y centuriones, con los superintendentes de la hacienda del rey, ofre-
cieron de su voluntad; y dieron para el servicio de la casa de Dios
cinco mil talentos de oro y diez mil sueldos, y diez mil talentos
de plata, y dieciocho mil talentos de metal, y cinco mil talentos de
hierro. Y todo el que se halló con piedras preciosas, diólas para el
tesoro de la casa de Jehová, ... y holgóse el pueblo de haber contri-
buído de su voluntad; porque con entero corazón ofrecieron a Jehová
voluntariamente.
“Asimismo holgóse mucho el rey David, y bendijo a Jehová
delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh
Jehová, Dios de Israel nuestro padre, de uno a otro siglo. Tuya es,
oh Jehová, la magnificencia, y el poder, y la gloria, la victoria, y el
honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra
son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y la altura sobre todos los
que están por cabeza. Las riquezas y la gloria están delante de ti, y
tú señoreas a todos: y en tu mano está la potencia y la fortaleza, y
en tu mano la grandeza y fuerza de todas las cosas.
“Ahora pues, Dios nuestro, nosotros te confesamos, y loamos tu
glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para
que pudiésemos ofrecer de nuestra voluntad cosa semejante? porque
todo es tuyo, y lo recibido de tu mano te damos. Porque nosotros,
extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros
padres; y nuestros días cual sombra sobre la tierra, y no dan espera.
Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos aprestado
para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo.
Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te
agrada: por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he
ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, que
aquí se ha hallado ahora, ha dado para ti espontáneamente.
“Jehová, Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, nuestros padres,
conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y
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encamina su corazón a ti. Asimismo da a mi hijo Salomón corazón
perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus
estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la casa para
la cual yo he hecho el apresto.