Página 72 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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Historia de los Patriarcas y Profetas
poniendo sus afectos en ellos más bien que en Aquel que se los
había dado. Emplearon el oro y la plata, las piedras preciosas y las
maderas selectas, en la construcción de mansiones para sí y trataron
de superarse unos a otros en el embellecimiento de sus moradas con
las más hábiles obras del ingenio humano. Sólo procuraban satisfacer
los deseos de sus orgullosos corazones, y se aturdían en escenas de
placer y perversidad. No deseando conservar a Dios en su memoria,
no tardaron en negar su existencia. Adoraban a la naturaleza en
lugar de rendir culto al Dios de la naturaleza. Glorificaban al ingenio
humano, adoraban las obras de sus propias manos, y enseñaban a
sus hijos a postrarse ante imágenes esculpidas.
Construyeron altares a sus ídolos en los verdes campos y bajo la
sombra de hermosos árboles. Bosques extensos, que conservaban
su follaje siempre verde, eran dedicados al culto de dioses falsos. A
estos bosques estaban unidos bellos jardines, con largas y sinuosas
avenidas adornadas de árboles cargados de frutos, y de toda clase
de estatuas; todo lo cual estaba provisto de cuanto podía agradar
a los sentidos y fomentar los voluptuosos deseos del pueblo, y así
inducirlo a participar del culto idólatra.
Los hombres eliminaron a Dios de su mente, y adoraron las
creaciones de su propia imaginación; y como consecuencia, se de-
gradaron más y más. El salmista describe el efecto producido por la
adoración de ídolos sobre quienes la practican. “Como ellos son los
que los hacen; cualquiera que en ellos confía.”
Salmos 115:8
.
Es una ley del espíritu humano que nos hacemos semejantes a
lo que contemplamos. El hombre no se elevará más allá de sus con-
ceptos acerca de la verdad, la pureza y la santidad. Si el espíritu no
sube nunca más arriba que el nivel humano, si no se eleva mediante
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la fe para comprender la sabiduría y el amor infinitos, el hombre irá
hundiéndose cada vez más. Los adoradores de falsos dioses revestían
a sus deidades de cualidades y pasiones humanas, y rebajaban así
sus normas de carácter a la semejanza de la humanidad pecaminosa.
Como resultado lógico se corrompieron.
“Y vió Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la
tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos
era de continuo solamente el mal.... Y corrompióse la tierra delante
de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.”
Génesis 6:5, 11
. Dios
había dado a los hombres sus mandamientos como norma de vida,