Página 77 - Historia de los Patriarcas y Profetas (1954)

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El diluvio
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su ira, como lo hizo más tarde con Nínive. Pero con su obstinada
resistencia a los reproches de la conciencia y a las advertencias del
profeta de Dios, aquella generación llenó la copa de su iniquidad y
maduró para la destrucción.
Su tiempo de gracia estaba a punto de concluir. Noé había segui-
do fielmente las instrucciones que había recibido de Dios. El arca
se terminó en todos sus aspectos como Dios lo había mandado, y
fué provista de alimentos para los hombres y las bestias. Y entonces
el siervo de Dios dirigió su última y solemne súplica a la gente.
Con anhelo indecible, les rogó que buscasen refugio mientras era
posible encontrarlo. Nuevamente rechazaron sus palabras, y alzaron
sus voces en son de burla y de mofa.
De repente reinó el silencio entre aquella multitud escarnecedora.
Animales de toda especie, desde los más feroces hasta los más
mansos, se veían venir de las montañas y los bosques, y dirigirse
tranquilamente hacia el arca. Se oyó un ruido como de un fuerte
viento, y he aquí los pájaros que venían de todas direcciones en
tal cantidad que obscurecieron los cielos, y entraban en el arca en
perfecto orden. Los animales obedecían la palabra de Dios, mientras
que los hombres la desobedecían. Dirigidos por santos ángeles, “de
dos en dos entraron a Noé en el arca,” y los animales limpios de
“siete en siete.”
Génesis 7:9, 2
.
El mundo miraba maravillado, algunos hasta con temor. Llama-
ron a los filósofos para que explicasen aquel singular suceso, pero
fué en vano. Era un misterio que no podían comprender. Pero los
corazones de los hombres se habían endurecido tanto, al rechazar
obstinadamente la luz, que aun esta escena les produjo sólo una
impresión pasajera. La raza condenada contemplaba el sol en toda
su gloria y la tierra revestida casi de la belleza del Edén, y ahuyentó
sus crecientes temores mediante ruidosas diversiones; y mediante
actos de violencia pareció atraer sobre sí la ya despierta ira de Dios.
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Dios mandó a Noé: “Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a
ti he visto justo delante de mí en esta generación.”
Génesis 7:1
. Las
advertencias de Noé habían sido rechazadas por el mundo, pero su
influencia y su ejemplo habían sido una bendición para su familia.
Como premio por su fidelidad e integridad, Dios salvó con él a todos
los miembros de su familia. ¡Qué estímulo para la fidelidad de los
padres!